Julio Martínez Mesanza

LA CALLE DE LA REINA ESTER

EDICIONES RIALP, S. A.

© 2017 by JULIO MARTÍNEZ MESANZA

© 2017 by Ediciones Rialp, S. A.,

Colombia, 63, 8º A - 28016 Madrid

(www.rialp.com)

Realización ePub: produccioneditorial.com

ISBN: 978-84-321-4875-0

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ÍNDICE

PORTADA

PORTADA INTERIOR

CRÉDITOS

NUNCA ME HA GUSTADO ESCRIBIR...

POÉTICA

POESÍA

DANTE

POESÍA ESPAÑOLA

LITERATURA

JOHNSONIANA

ARTE

EL AMOR

LA GUERRA

EL ESPACIO Y EL TIEMPO

BIBLIA Y PADRES

DIÁLOGOS

JULIO MARTÍNEZ MESANZA

NUNCA ME HA GUSTADO ESCRIBIR...

NUNCA ME HA GUSTADO ESCRIBIR. Si acaso, pensar en lo que tenía que escribir; construir y memorizar la mayor parte del futuro texto, si no se trata de algo muy largo, antes de ponerme a ello, para no tener que estar dándole muchas vueltas luego, en el momento físico de escribirlo. E imaginar lo que puedo escribir. Pero, escribir, nunca. Y sé, sin embargo, que a muchísimos les gusta escribir. Y los admiro. La poesía no tiene absolutamente nada que ver con eso, con escribir; y apenas tiene que ver (si algo) con eso otro que llaman literatura. Pero el caso es que he tenido que escribir mucho a lo largo de mi vida (quizá no en términos absolutos, pero sí si tenemos en cuenta que no me gusta escribir). Pensando que era un problema sólo de pereza, durante unos siete u ocho años, en los que viví primero en Túnez y luego en Tel Aviv, fui escribiendo, por primera vez en mi vida, textos en prosa que nadie me había pedido que escribiera. Al final, me di cuenta de que la pereza no tenía nada que ver: sí, la tengo, y mucha, pero sé que, cuando quiero, también la puedo vencer.

En Tel Aviv, hay una calle llamada Esther HaMalka, y en una de sus esquinas me paraba en invierno para ver si aparecía de nuevo un maravilloso pajarito blanco y gris (supe luego que se trataba de una lavandera o pajarita de las nieves), que casi siempre aparecía, trayendo mi felicidad. Y en esa misma esquina, también le di vueltas a veces a un texto sobre la reina Ester que, de haberlo terminado, sería uno más de los que componen este libro; el último, tal vez, en ser escrito, porque, con ese que finalmente no terminé, puse fin a mi primera y (puede que) última experiencia como escritor de textos en prosa que nadie me había solicitado. La hermosa reina Ester ha tenido y tendrá quien la cante y sobre el libro al que da nombre muchos han escrito y escribirán cosas de mayor importancia e interés. Ella fue la hermosura; después, una más del harén, y, después, otra vez la hermosura. De ahí, de esa doble y, en el amor, milagrosa epifanía, nacieron las preguntas que nunca llegué a responder.