Ana FORCINITO

Los umbrales del testimonio

Entre las narraciones de los sobrevivientes
y las señas de la posdictadura

IBEROAMERICANA – VERVUERT – 2012

 

 

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ISBN 978-84-8489-696-8 (Iberoamericana)
ISBN 978-3-86527-746-6 (Vervuert)

Depósito Legal: M-35026-2012

Diseño de cubierta: a.f. diseño y comunicación

Este libro está impreso íntegramente en papel ecológico sin cloro.

A la memoria de Jim,
con amor

ÍNDICE

Agradecimientos

I. Umbrales

II. Testimonios: juicio, impunidad y después…

III. Fugas: la ESMA y sus fronteras

IV. Violencias: corporalidades sexuadas frente al mito del consentimiento

V. Fragmentaciones: los bordes y las lagunas de lo testimonial

VI. Duelos: más acá de la espectrología

Bibliografía

Índice conceptual y onomástico

AGRADECIMIENTOS

Quiero reconocer las becas otorgadas por la Universidad de Minnesota en las instancias finales de este proyecto y de la Trinity University en sus etapas iniciales. También la beca obtenida en American Philosophical Society me permitió realizar una buena parte de las investigaciones sobre el testimonio . La beca McKnight de la Universidad de Minnesota me hizo posible avanzar en la escritura de este proyecto.

Mi agradecimiento a los colegas y amigos con quienes he discutido partes de este libro y que me han dado su estímulo y apoyo. Especialmente a Arturo Madrid y Antonia Castañeda, así como a Matthew Stroud. También a Joanna Sabadell Nieto. Mi gratitud a Stephen Field, Sarah Burke, Carlos Ardavín, Pablo Martínez, Rita-Urquijo Ruiz, Hernán Vidal, Fernando Arenas, Raúl Marrero Fente, Ofelia Ferrán, Carol Klee, Ana Paula Ferreira, Joanna O’Connell, Barbara Weissberger, Michelle Hamilton, Francisco Ocampo, Alicia Ocampo, Tim Face, Jaime Hanneken, Amy Kaminsky, Luis Ramos García, Rafael Tarrago y Barbara Frey. A Nick Spadaccini, por su constante apoyo y estímulo y por su lectura atenta de tramos de este libro y sus comentarios. A René Jara, en memoria de muchas charlas sobre el testimonio y la ficción. A John Beverley, que me inspiró ya hace muchos años a estudiar el testimonio. A Hugo Achugar, que me incitó a repensar la memoria y, sobre todo, los lugares desde los cuales se la piensa. Agradezco muy especialmente a Jorge Montes por la lectura de partes de este trabajo, por sus valiosos comentarios, así como por las tantas discusiones que tuvimos durante estos años, y por ayudarme a transitar con menos tropiezos el escenario de la ley. A Guillermina Wallas, que ha sido una atenta lectora de muchos de estos capítulos. También quiero reconocer a Bladimir Ruiz, Ana Maria Caula, Goffredo Diana, Alejandro Solomianski, Luis Duno, Ana Merino, Anadeli Bencomo, Marisa Kalbermatten, Meritxell Mondejar Pont, Rosa Rubio, Montserrat Torremorell, Ernesto Resnik, Veronica Svetaz, Margarita Perez, Sebastián Hidalgo, Carmen Wesson, Ben Liu, Tom Fazio y David Ott. Mi más profundo agradecimiento a cada uno de ellos, así como a Thérèse Tardio, Silvina Casen, Hilda Frisari y a Lizzie Millar. A Wanda Evanoff. También a Osvaldo, no sólo por su presencia, sino además por todo el material que me envió durante estos años y el que guardó y todavía guarda.

Muy especialmente quiero mencionar a Jim Evanoff, a quien este libro debe muchísimo, probablemente lo más invisible y mucho de lo más importante. Y claro, a Gabriela y a su empecinada y dulce manera de darme claridad.

I
Umbrales

En este libro discuto los umbrales a los que nos acerca el testimonio de sobrevivientes en Argentina y los umbrales que esos testimonios deben cruzar para reclamar su condición de testimonios. En especial me acerco al testimonio no jurídico, que es el que acompaña, implacable, las luchas contra la impunidad. Por lo tanto, la re-lectura de textos y narrativas que propongo no puede desvincularse de los numerosos juicios que tienen lugar hoy en día en Argentina, ni de los silencios complacientes que acompañaron las leyes de impunidad en el fin de los ochenta y sobre todo en los noventa, así como tampoco del carácter mutante y nomádico de las prácticas testimoniales y sus puntos de fuga. El testimonio jurídico, que ha tenido un lugar central en los últimos años, mantiene un rol innegable en las condenas a los responsables de crímenes de lesa humanidad. Por otra parte, las diversas prácticas testimoniales fuera de la escena de la ley marcaron de forma indeleble las diferentes etapas que atraviesa el proceso de redemocratización en Argentina y, especialmente, los años que separan el Juicio a las juntas de 1985 hasta el más reciente fin de las leyes de impunidad y el comienzo de las nuevas causas judiciales en el nuevo milenio. Esa marca concierne a una lucha por la pertinencia del testimonio y por un sentido que había sido truncado por las Leyes de Punto Final y de Obediencia Debída y por los indultos. En este libro recorro debates sobre la verdad, sobre la ficción y sobre las transformaciones en la narrativa del testigo. Sin embargo, creo imprescindible afirmar que no intento repensar la pertinencia del testimonio, porque esa pertinencia es mi punto de partida.

Sería difícil cuestionar el rol central que han tenido los ex detenidos y los ex presos políticos en el proceso de redemocratización en Argentina y el que siguen teniendo hoy en día en los numerosos juicios que se vienen llevando a cabo por violaciones a los derechos humanos durante la última dictadura militar desde el año 2003. Sus denuncias, sus testimonios en comisiones de verdad, en juicios, en documentales, films, entrevistas, archivos orales y novelas dieron a conocer desde los ochenta los detalles que inculpaban a los represores, narraban la vida en los campos, la tortura y los tratos degradantes de los detenidos y los prisioneros políticos y daban información sobre los lugares y las condiciones en que los desaparecidos fueron vistos por última vez. Su importancia se incrementó recientemente, con la nueva ola de juicios en los cuales sus testimonios hacen posible las condenas a los culpables. La historia de la redemocratización sería impensable sin quienes sobrevivieron la detención o fueron prisioneros políticos durante la dictadura y se expusieron como víctimas al mismo tiempo que se afirmaban como testigos y daban sus testimonios en numerosas y diferentes instancias.

También sería imposible pensar en el diseño de políticas de la memoria y en la resignificación del sentido mismo de la práctica democrática a través del respeto a los derechos humanos sin subrayar el rol central de la participación de las Madres, las Abuelas y, desde 1994, de los HIJ@S. Del mismo modo, las luchas contra la impunidad han contado con la constante participación de múltiples organizaciones de derechos humanos y, más recientemente, con la política oficial que se inicia con el gobierno de Néstor Kirchner y que concierne al desmantelamiento de la escenografía legal y jurídica que acompaña dos décadas de impunidad.

Sin embargo, este libro surge de una sensación de que, pese al rol central que tuvieron los ex detenidos en las denuncias, en las luchas contra la impunidad, en los juicios y en diversas prácticas testimoniales, sus voces fueron muchas veces recortadas y muchas veces silenciadas. Mientras la figura del subversivo ocupó un rol central en el intento de autolegitimación de la dictadura, la redemocratización tiene como punto de partida la figura del desaparecido, señalando doblemente la denuncia de la memoria del horror y el imperativo de justicia. Pero la figura del desaparecido, como ha sugerido Hugo Vezzetti (2002), es también neutralizada en la trama cultural de la posdictadura y en su ambigüedad respecto de los derechos humanos (que por una parte son postulados como afirmación democrática y, por otra, son burlados con largos años de vigencia de leyes de impunidad) al asociarse a un vacío significacional en el cual el desaparecido queda desvinculado de su propia historia y de la historia nacional y, sobre todo, de la historia política.

Los umbrales del testimonio1