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PROEMIO
(NOTA DE LOS EDITORES)

La creatividad requiere del intelecto del filósofo, del toque
fino del escultor, de la habilidad y versatilidad del artesano,
de la intensidad del buen guerrero y del estoicismo del monje.

R. CUERO

Un libro sobre la creatividad, con la firma de uno de los científicos más importantes de Colombia y de reconocimiento mundial, no podría haber sido posible sin incluir un proceso creativo en su desarrollo. Y aunque obviamente cada libro, sin importar el tema, lo exige, esta vez significó un trabajo en grupo y un procedimiento tan particular y singular, que no podemos dejar de mencionarlo y contárselo a nuestros lectores.

Dicho proceso implicó no solamente la labor creadora de su autor, sino también la participación de un grupo de trabajo tanto en la traducción de sus notas y apuntes (pues el doctor Cuero desde hace varios años trabaja y escribe en inglés) como en la destilación de su pensamiento profundo y de los puntos de vista con que, diariamente, inspira y dirige el trabajo de los jóvenes que participan en los Parques de la Creatividad, su mejor invención, en sus propias palabras.

Hemos querido resaltar este hecho porque hace parte de la filosofía que inspira estas páginas. Para el doctor Cuero, si bien la creatividad es un proceso personal, espiritual y solitario, requiere y exige de una cultura de trabajo en grupo, en donde todos los participantes tienen que estar igual de enterados y comprometidos -en forma íntegra- con el proceso que se lleva a cabo y cuyos pasos han exigido de todos la construcción de la “mente de la mente”, la capacidad creadora por excelencia que se debe despertar en la conciencia de todo aquel que quiera ser creativo, y la cual se espera sea desarrollada también por los lectores, constituyéndose, por lo tanto, en la meta y propósito de este libro.

Esta mente de la mente es un hábito adquirido gracias a la continua indagación de las cosas del mundo más allá de lo evidente que se presenta a los sentidos. Se implementa al aprender a establecer diferencias entre similitudes, en donde se extrae de las cosas nuevas imágenes o ideas que quedan registradas por esta rutina en las sinapsis del cerebro, y con las cuales este realiza relaciones algorítmicas o tendencias que se estandarizan y unifican en experiencias que dan lugar a nuevas perspectivas o propuestas que después se podrán integrar completamente, de manera “universal” en palabras del autor, en nuevos conocimientos o descubrimientos. Más allá de los planos o dimensiones de la realidad, las cosas manifiestan información nueva o no reconocida, que no está presente en el saber académico ni en la experiencia habitual.

Esta capacidad creadora no es innata sino que hay que edificarla, con voluntad y disciplina, pues no puede hallarse en el contexto cultural de las personas y se debe surtir de manera inconsciente, gracias a la continua práctica y a la misma labor creadora, que se alimenta a sí misma. Una vez adquirido el hábito de la mente de la mente, esta trabaja como un déjà-vu que genera una serie de sentimientos y emociones, que el autor denomina “epifanía”, que en realidad son sinapsis del cerebro.

La necesidad de poner estas explicaciones al comienzo surge de entender que el mismo proceso de creación de libro sirve de ejemplo de lo que expone. Por ejemplo, el lenguaje particular del doctor Cuero hubo de ser reinterpretado, porque emana de la creatividad y no de referencias conocidas. Esta es otra particularidad de la creatividad: que es la búsqueda constante de lo desconocido, y consiste en hallar conocimiento nuevo desde perspectivas inéditas y con procedimientos no normatizados, pues por su naturaleza, lo creativo no tiene referencias ni lugares comunes. Con la mente de la mente se puede pensar diferente a lo normal, intensamente, aplicando lo pensado de forma instantánea, trabajando con las manos, haciendo de lo pensado o vislumbrado por la mente creativa algo de aplicación inmediata.

Así procedimos con el proceso de la presente edición. Buscando las diferencias entre las similitudes de las palabras empleadas, que aunque pertenecen a la tradición filosófica occidental, adquieren en este libro un sentido nuevo, ampliado y aplicable, y se han implementado a las necesidades de expresión de esta nueva herramienta, paridora de creatividad y esperanza en un futuro mejor. Distintas mentes trabajaron, entonces, de forma armoniosa y comprometida en la presentación de la mente de la mente, que es todo un legado del doctor Cuero a la humanidad. Y un honor para Intermedio Editores, por haber sido partícipes.

 

CAPÍTULO 1
¿QUÉ ES LA CREATIVIDAD?

“La creatividad no sirve solamente para hacer ciencia o
descubrir moléculas o mecanismos científicos o tecnológicos,
sino que tiene aplicación en todos los aspectos de la vida del
hombre, incluyendo sus interacciones diarias" (
{1}).

Para algunos la creatividad es una cualidad genética o heredada; para otros es un talento o una habilidad que se adquiere. También se suele pensar que indica un alto coeficiente de inteligencia (IQ o QI). Sin embargo, para unos pocos, es un hábito que se desarrolla con la continua práctica y mediante la experiencia.

La creatividad -a diferencia de la imaginación- es tangible y solo se conoce a través de la práctica. Contrario a lo que se dice, la creatividad se inicia con una experiencia vivida (lo que llamo el médium) en el curso de nuestras acciones manuales. Posteriormente, el proceso se sistematiza mediante elementos científicos y tecnológicos o técnicos y, finalmente, se intelectualiza para que tal experiencia pueda ser compartida con otros. Este proceso completo hace la diferencia entre la creatividad y otras actitudes humanas tales como el empirismo, las artes manuales y la recursividad.

Esto explica por qué muchos individuos y sociedades agrícolas o que enfrentaron condiciones ambientales difíciles desarrollaron una cultura creativa. Personas de gran creatividad, como Leonardo da Vinci, se iniciaron en ambientes naturales observando y, principalmente, haciendo cosas con las manos. Mi experiencia confirma esta idea: desde muy temprana edad, mientras observaba la naturaleza, también coleccionaba animales y plantas. Al parecer la creatividad requiere de un impulso tangible inicial (el cual es visual) que estimula el consiguiente proceso de observación e imaginación. Es probable también que estos procesos sean simultáneos, pero lo importante aquí es que debe darse un médium visual inicial que nos conecte con la realidad, con la naturaleza y con nuestra existencia. Tal vez este primer impulso se requiera solamente una vez; posteriormente se puede repetir el proceso a partir, ya no del médium visual, sino tan solo del funcionamiento de la imaginación y seguirá su curso hasta la implementación de sus resultados.

Por tanto, este libro nace a partir de mis experiencias creativas, de las experiencias de otras personas creativas y de las experiencias de los jóvenes que hacen parte del Parque de la Creatividad de varias partes del mundo ({2}). Así, en este libro presentaré la manera en que todas estas experiencias personales, culturales, sociales, económicas y sus contextos naturales y ambientales son elementos que impulsan la creatividad tanto a nivel individual como social. Como la creatividad es un proceso que solo se logra mediante la experiencia y mediante la propia percepción, no está ligado a una herencia genética ni a una cultura en particular. El libro también trata de establecer la diferencia entre creatividad y recursividad, las cuales son frecuentemente confundidas.

LA BUENA EDUCACIÓN NO ES SUFICIENTE.
LA CREATIVIDAD, ALTERNATIVA PARA EL DESARROLLO

Los diferentes linajes humanos han sido clasificados de acuerdo a su capacidad creativa para la sobrevivencia a través de ciertos mecanismos. Esta capacidad es determinada en la medida en que el individuo pueda descifrar aquello desconocido, lo cual requiere elementos intelectuales, imaginación y conceptualización, además de varias habilidades. De allí derivan algunas clasificaciones antropológicas: por ejemplo, Homo sapiens es la especie más avanzada debido a su inteligencia creativa para satisfacer las necesidades de su existencia ante lo desconocido. Sin embargo, aunque el Homo sapiens es consciente de su desarrollo intelectual -reforzado mediante la educación formal e informal y las experiencias de vida- no siempre esta tendencia se relaciona con los procesos creativos. En muchas sociedades, especialmente en los países en desarrollo, los atributos intelectuales y logros académicos son símbolos de estatus y no de supervivencia ({3}). Por ello, estos países progresan menos y exhiben una alta dependencia. Aun así hoy en día muchos países industrializados, llamados desarrollados, han desacelerado también el proceso de creatividad a pesar de su largo historial intelectual y académico.

De esta forma, lo importante es saber por qué algunas sociedades (como las de los países en desarrollo) no presentan correlación directa entre su capacidad intelectual/académica y los procesos creativos, en aras de un desarrollo sostenido. Simultáneamente, cabe preguntarnos, ¿por qué algunos países desarrollados están perdiendo esa correlación entre su gran capacidad intelectual/académica y sus procesos creativos? Uno de los propósitos de este libro es explicar las razones de esta dicotomía y cómo reconciliar estos procesos para el desarrollo funcional del individuo y de la sociedad.

Así, cuando las sociedades funcionan de acuerdo a conocimientos, estructuras, estilos de vida y filosofías introducidas o adquiridas tienden a confundir el medio con el fin. Por ejemplo, en las sociedades en desarrollo por lo general el conocimiento es símbolo de estatus, como lo fue en la Grecia antigua. Del mismo modo, se percibe la educación como un objetivo último y no como un medio que hace parte de un proceso de desarrollo. Igualmente, el coeficiente de inteligencia y las destrezas manuales o técnicas son vistas como los máximos aspectos de desarrollo del individuo y no como unas herramientas importantes, entre otras, que sirven para llegar al objetivo último que es la creatividad. Se olvidan de que podemos tocar un instrumento con el máximo de destreza técnica y nunca escribir una composición musical, o podemos tener gran información y nunca ser capaces de escribir un párrafo coherente que comunique soluciones a problemas.

De esta manera, se cree que el talento es un don, olvidando que es una herramienta que contribuye a la creatividad, pero no es la creatividad por sí misma. Se enfatiza en lograr la perfección del coeficiente de inteligencia o del talento y la destreza manual o técnica, sin tener en cuenta que es gracias al error que desarrollamos habilidades universales para resolver problemas y llegar a la creatividad. La excelencia es más importante que la perfección, porque es un proceso que cualquier Homo sapiens puede desarrollar al máximo a través del hábito.

Las sociedades son reconocidas por su historia, pero se legitiman por la creatividad de sus miembros o la contribución que ellos realicen a la existencia de la sociedad humana. Así, participando en la construcción creativa de paradigmas, es cuando el individuo y su sociedad se empoderan, logrando de ese modo la integración en términos de igualdad y no la asimilación en términos de subordinación a la sociedad mundial. Siempre veo claramente este hecho y me causa una sutil emoción cada vez que una de mis invenciones es patentada, pues en el formato de patentes se pregunta el sitio de nacimiento del inventor, indiferente al sitio donde se hizo la invención o a otra nacionalidad adquirida. En mi caso, siempre escribo mi sitio de nacimiento, aunque nunca he hecho una invención en Buenaventura. Esto obedece a que las sociedades correlacionan la capacidad creativa con la cultura donde se nace o se crece.

¿POR QUÉ EN LA NÍÑEZ Y EN LA ADOLESCENCÍA SE
DESARROLLAN LAS BASES DE LA CREATMDAD?

La creatividad no es un evento espontáneo sino un proceso que genera resultados con efectos rápidos y sostenibles. El proceso creativo no solamente está relacionado con los marcos epistemológicos o los paradigmas del conocimiento sino que también requiere de otros elementos extrínsecos igualmente importantes como la cultura donde se ejercita o se aplica tal creatividad. Existen además otros elementos que son herramientas para la creatividad, tales como el talento, el coeficiente de inteligencia, las destrezas manuales y otros. Sin embargo, estos últimos son adquiridos a través del hábito que logra la constante práctica de la creatividad y no al revés.

Ahora bien, es importante entender que la creatividad, expresada como invención, debe sistematizarse para que pueda ser aplicada y la sociedad obtenga un beneficio de ella. Esto explica por qué los niños (hasta la edad de ocho años, dependiendo de la cultura) no necesariamente son creativos: ellos son observadores instintivos y su alta curiosidad les sirve como mecanismo para sobrevivir. Si se impone una estructura o sistematización a su curiosidad se está limitando el desarrollo de facultades que requerirán para ser creativos en el futuro. Por el contrario, lo recomendable es que los adolescentes (catorce a diecinueve años) sistematicen la información para darle estructura y funcionalidad, lo que resultará en descubrimientos o invenciones beneficiosos para la sociedad.

Fue precisamente durante la adolescencia cuando los grandes científicos de la humanidad como Galileo, Da Vinci, Newton, Darwin y Einstein impulsaron sus ideas creativas para más adelante consolidarlas. En mi caso, fue durante el bachillerato cuando pude darles a mis observaciones de infancia una funcionalidad, lo que no solamente despertó en mí la pasión por la ciencia creativa, sino que fue la base de la creatividad que hoy en día práctico mediante mis invenciones. Asimismo, he podido observar cómo, en los grupos de los Parques de la Creatividad de Colombia, los adolescentes tienden a acercarse más a los procesos de creatividad que los universitarios avanzados. Estos adolescentes desarrollan una percepción aguda de la invención y lo hacen en tiempos más cortos. En menos de dos años, estos jóvenes ya están desarrollando invenciones. Este desarrollo rápido de creatividad de los adolescentes parece estar ligado a la relación endocrinal-neuronal. Hormonas tales como los estrógenos pueden afectar los niveles de neurotransmisores y de proteínas neurales ({4}).

Esta relación entre las hormonas y el sistema nervioso es evidente en los jóvenes del Parque de la Creatividad. Cuando los jóvenes entran al Parque presentan un nivel de concentración de normal a bajo y muestran impulsos fuertes a hacerse notar de sus compañeros, debido a la presión intensa e instintiva de su carga hormonal. Sin embargo, a medida que se intensifica el proceso de demanda de pensamiento hacia la creatividad -por ejemplo, durante las secciones de lluvias de ideas y de laboratorio experimental- ellos aumentan su concentración, se apasionan más en el proceso de descubrimiento, notándose así un balance entre sus expresiones instintivas y sus expresiones intelectuales. Estos jóvenes desarrollan un sentido de ecuanimidad y un control automático de las tendencias sexuales. Hay una armonía completa en sus comportamientos, así como también desarrollan una gran energía para el descubrimiento y la invención.

En los procesos de creatividad dentro del Parque se ha observado que los jóvenes desarrollan un alto grado de ecuanimidad y actitud solidaria, no inquisidora ni punitiva. Esto se debe a que cuando ninguno de los participantes tiene dominio de lo que se busca, los jóvenes se solidarizan por encontrar aquello desconocido. Lo contrario sucede cuando una de las partes tiene el dominio o control, ya que siempre se genera competencia. En el Parque se nota la solidaridad entre los jóvenes, lo que indica que estos objetivos se logran cuando el proceso creativo se inicia en edad adolescente.

El Renacimiento ha sido unos de los pocos periodos históricos de armonía en la sociedad, debido a que había una búsqueda general por lo desconocido, lo que requería de una alta intensidad intelectual. Procesos posteriores, como la Revolución Industrial, se han caracterizado solamente por la búsqueda de productividad alta en sentido económico, sin muchos procesos generadores de creatividad (con pocas excepciones individuales) y que han establecido diferencias sociales y económicas que aumentan el antagonismo y van en detrimento de la solidaridad. El proceso de creatividad induce sentido de pertenecía, ecuanimidad, armonía, respeto, aprecio por las cosas y las otras personas y responsabilidad, los cuales constituyen elementos fundamentales para una cultura de paz.

Cuando yo era adolescente, durante el bachillerato, sentía fuertes impulsos hormonales, los cuales solo se equilibraban durante periodos de alta intensidad académica, como los periodos de exámenes o de discusiones intelectuales, lo que me ofrecía un nivel de armonía cómoda. Quizás la gran carga hormonal durante la adolescencia estimula las transmisiones neuronales, incluyendo las sinapsis o conexiones neuronales, acelerando así procesos de información cognitiva como la creatividad. Las grandes cargas hormonales propician que las adolescentes se conviertan en madres solteras con facilidad y los adolescentes sean vulnerables a ser reclutados para grupos irregulares o para acciones criminales, ya que allí pueden expresar esta intensidad hormonal. Sin embargo, cuando estos jóvenes están en un proceso de alta demanda neuronal, como los procesos de creatividad, logran encontrar el balance hormonal gracias a mecanismos de los neurotransmisores o al aumento de proteínas neurales que balancean dichas cargas hormonales.

Los países en desarrollo, como los de América Latina, poseen una de las poblaciones más grandes y más jóvenes del mundo. No obstante está situación requiere de un balance ya que no hay suficiente capacidad de sostenimiento. Por ello, el mecanismo de lograr que los adolescentes se involucren en estos procesos intensos de creatividad o demanda intelectual ayudaría a disminuir la población regional y mundial y, así, a mejorar sus condiciones.

Ahora bien, durante la pubertad proliferan las conexiones neuronales; en cambio, en los años siguientes, las conexiones que no son ejercitadas se pierden; es por eso que debemos ejercitar nuestra mente para lograr conexiones más eficientes capaces de procesar informaciones cada vez más sofisticadas. Esto sugiere que la exposición del adolescente a conocimientos y conceptos superiores logra en ellos sinapsis o conexiones neuronales que les hacen mantener la predisposición a la creatividad, incluso durante la edad adulta. Esto explica por qué cuando un adolescente tiene una experiencia criminal sea difícil prevenir su recurrencia en la edad adulta.

En mi caso, para crear esa sinapsis o memoria activa fue fundamental la exposición a experiencias directas con plantas y animales en mi pueblo de origen y en Cali. Tanto así que dichas experiencias se han convertido en la referencia de la creatividad que hoy en día he implementado a través de mis invenciones científicas. Las invenciones no se generan en el sitio de trabajo, sino que nacen a partir de las observaciones de la niñez y la adolescencia. Debido a la falta de exposición a experiencias variadas durante edades tempranas (niñez y adolescencia) se nos hace difícil describir fenómenos naturales desconocidos, cuando aparecen por primera vez ante nuestros sentidos, porque no teníamos una referencia o sinapsis neuronal similar.

Es interesante ver como algunos astronautas al regresar de sus misiones espaciales, expresan el gran júbilo de haber estado en un sitio donde muy pocos han estado. Sin embargo, aparte de sus expresiones emocionales, nunca he escuchado o leído de parte de ellos una descripción holística, comprensiva, gráfica, que muestre esta experiencia tan única. Una descripción de este tipo nos ayudaría a tener una percepción más real del espacio. La descripción del espacio no es integral incluso para aquellos astronautas que han viajado por segunda vez, y esto porque no han tenido una experiencia holística de la naturaleza en edades tempranas como la niñez o la adolescencia.

Cuando viajo siempre busco una conexión con todos los lugares y trato de obtener inspiración de ellos. Esto es debido a que en mi niñez y en mi adolescencia logré muchas sinapsis o conexiones neuronales que se han registrado en mi cerebro ({5}). Estos registros son como receptores que, al estimularse por experiencias externas, inducen una familiaridad con el ambiente y a la vez una inspiración creativa cuando se conecta el registro que se tiene con lo nuevo que se observa.

Al Parque de la Creatividad los jóvenes entran permeados por la protección familiar que los ha hecho individualistas, sesgados a sus propias ideas y poco comunicativos. Pero, después de un tiempo corto, los jóvenes en el Parque inician el proceso de buscar lo desconocido a través de la creatividad, lo que los lleva a comunicarse armoniosamente con otros y a ser solidarios entre ellos({6})..

LA OBSERVACIÓN Y CURÍOSÍDAD DEL NIÑO

Nunca pensé ser inventor (al escribir este libro tengo veintiún invenciones científicas patentadas y otras en este proceso) pero sí recuerdo que a partir de los cinco años me encantaba observar el comportamiento de las cucarachas en el hogar de mi bisabuela Petrona, cuya casa vieja era de madera y techo de paja. También disfrutaba observando el deslizar de las lagartijas en la casa de mis padres, que estaba hecha de ladrillo. En esta época era poderosamente atraído por los saltos, de árbol en árbol, de las iguanas, alrededor de una cancha de fútbol cercana, donde solía practicar este deporte, uno de mis favoritos. Me ensimismaba observando el vuelo y la caída de las gaviotas en el muelle de mí pueblo. También miraba asiduamente la salida de los cangrejos de sus escondites en las playas cercanas al parque y disfrutaba atrapando a estos crustáceos: los buscábamos con mis compañeros, y usábamos palos o cordones largos con ganchos en el extremo para atraparlos al salir de sus cuevas. Posteriormente, estas observaciones divertidas se hicieron sistemáticas cuando, al jugar con mi amigo de infancia Memo, observaba que él colocaba las lagartijas en jaulas, como si las estuviese clasificando para observarlas mejor ({7}).

Esta forma de pensar y de actuar de mi amigo Memo me ofreció una forma más eficiente de observar a los animales en su hábitat, lo que me hace pensar que interactuando con otros pensamientos o culturas diferentes (Memo era del interior del país) desarrollamos mejor nuestra creatividad y obtenemos progresos inmediatos en beneficio de todos. Una acción como la descrita, de un proceso de creatividad compartido, estimula automáticamente la cultura de la ecuanimidad -previene la confrontación- ya que ambas partes gozan igualmente del proceso de descubrimiento. Quizás esta sea la razón por la cual los jóvenes Albert Einstein, Max Planck y Niels Bohr se reunían con frecuencia a conversar ({8}).

Recuerdo también que gozaba acompañando a mi bisabuela Petrona -ella tenía noventa años y yo siete- a recoger hierbas medicinales en las tardes, cuando iba de visita donde sus amigas. En estas caminatas me emocionaba cuando me enseñaba a distinguir y a conocer los valores medicinales de las plantas que recogíamos en el camino (conocimiento que había logrado empíricamente a través de los años). Me deleitaba escuchar su voz tierna pero firme y sentía que cada palabra suya se instalaba en mi sistema nervioso, haciendo sinapsis; entre tanto, yo pensaba que quería ser como mi abuela. Hoy en día, cuando reflexiono sobre mi niñez y adolescencia, llego a la conclusión de que mi abuela fue mi primera mentora. No solamente me mostró lo que caracteriza a una persona íntegra y humana, sino también me introdujo en el conocimiento de la naturaleza y, como todo buen mentor, haciendo demostraciones y no ponencias. Todo esto sin perder de vista que no sabía ni leer ni escribir.

Otro de mis entretenimientos en la niñez y la adolescencia era el de sentarme frente al parque principal de mi pueblo durante los atardeceres a observar y a pensar sobre lo que existía detrás del horizonte, a lo lejos, en el mar, cuando arribaban los barcos al puerto. Disfruté observando el comportamiento de la gente de mi pueblo con sus lenguajes corporales, expresiones orales cálidas y llenas de ritmo y espontaneidad. Todo este diverso sistema ecológico y antropológico me indujo cotidianamente a pensar en nuevas cosas y a imaginar nuevos procesos, alimentando intensamente mi apetito por lo desconocido. Siempre percibía algo nuevo, lo que me hizo pensar que Buenaventura era el sitio más grande del mundo.

No obstante, cuando estas observaciones se multiplicaban en mi mente me abrumaban y tenía que decantarlas implementando algo. Aquí fue donde empezó a gestarse en mi la mente de mi mente, el hábito de mi intelecto de buscar en las cosas algo más allá de sus propias dimensiones y que forma sinapsis o experiencias que alimentan los procesos creativos. Afortunadamente, desde temprana edad (ocho años) y sin aprobación de mis padres, trabajé en oficios mecánicos y físicos: como ayudante de una gasolinera, cambiando llantas, limpiando carros y como mensajero de la oficina de uno de mis primeros mentores, Don Vaquita, a quien, además, ayudé a distribuir el periódico que editaba ({9}). Estos oficios manuales y mecánicos -al igual que la práctica intensa de fútbol y posteriormente de baloncesto- ayudaron a crear espacios en mi mente para continuar haciendo sinapsis de conocimiento.

Aún así, y a pesar de la importancia de estas experiencias en mi inducción a la creatividad, al estudio y al conocimiento, las actividades de observación no eran aprobadas por mis padres. Ellos no tuvieron la oportunidad de recibir educación formal (no sabían leer ni escribir) aunque tenían una gran inteligencia. Esperaban que yo fuera disciplinado académicamente lo que -según sus creencias- era condición para tener éxito profesional. Sin embargo, no notaron, como muchas otras personas en esa época y quizá hoy en día, que el proceso de observación natural, experiencia y práctica es el impulsor de la creatividad. Por ello, hoy me alegra no haber seguido rigurosamente sus directrices. Todas las experiencias narradas aquí se convirtieron en mi medio de referencia universal, en tanto me indujeron pasión por los procesos de creación de conocimientos en todas las áreas, incluyendo las ciencias. Justamente mi primera invención estuvo relacionada con plantas; y fue también mi experiencia inicial con las plantas la que me ofreció la oportunidad de estudiar en los Estados Unidos.

De otro lado, también influyó en mí la cultura religiosa que reinaba en esa época en mi pueblo, ya que, a pesar de tratarse de un conjunto de creencias dogmaticas, tomé ventaja de ella al considerarla un desafío intelectual. Por ejemplo, me intrigaba el tema de la Divina Trinidad, el cual traté de demostrar matemática y filosóficamente. Así, aunque nunca lo demostré, me vi obligado a leer y a tratar de comprender a grandes filósofos. Ello despertó mi apetito por la biogénesis, que es el tema científico que más me atrae y a partir del cual he experimentado, obteniendo invenciones tecnológicas y descubrimientos científicos. De tal suerte que los descubrimientos que se realizan en los diferentes campos del saber no son resultados conseguidos de la noche a la mañana, sino resultados de un proceso de observación y desciframiento que comienza desde la niñez. Es claro que estas experiencias cognitivas y científicas que realicé en mi pueblo fueron catalizadores o medios tangibles para estimular mi apetito por lo desconocido, y me llevaron a la creatividad y al aprecio por el conocimiento en general.

Es así como desarrollé aprecio por la integración de conocimiento, es decir, por un pensamiento holístico y no compartimentado en disciplinas cerradas. Recuerdo bien como, en el colegio y la universidad, a mis compañeros les preocupaba a qué área específica profesional o especialización se dedicarían, haciendo énfasis en el estudio de las materias pertinentes a su selección. Incluso varios de ellos ya actuaban como determinado profesional. Yo, en cambio, era de los pocos que trataba de disfrutar todas las materias a estudiar, sin tener una preferencia exclusiva según una profesión. Vale la pena mencionar que al graduarme de bachillerato comencé varias carreras universitarias antes de concéntrame en las ciencias biológicas que tanto disfruto. Aunque lo académico sea una herramienta importante para un desarrollo creativo sólido, esto me hace pensar que el proceso académico no necesariamente corresponde a los procesos creativos.

LA CREATIVIDAD DEBE SATISFACER LAS
NECESIDADES DEL MOMENTO

Del mismo modo, la creatividad está influenciada por la época en la que se nace, por lo tanto los procesos cognitivos y de experiencia del individuo tienen que estar de acuerdo con las necesidades de supervivencia de la época en la cual la persona vive; necesidades que además varían según las culturas. Esto explica los periodos de alta y baja creatividad de los individuos y de las sociedades. El conocimiento generado por los griegos se tradujo en filosofías de la razón de la existencia del ser humano; estas filosofías fueron antropocentristas. Consideraron la mente humana como lo más importante, dejando de lado otros elementos importantes de la existencia del hombre. Esto les impidió explorar otras disciplinas como las tecnológicas o las pragmáticas, lo que dio como resultado la percepción cultural etnogeocéntrica de los griegos de la época -a pesar de las concepciones un poco más amplias de Aristóteles y Platón y del pluralismo de Pericles. Esta posición etnogeocéntrica de los griegos de la antigüedad no les permitió repercutir en épocas modernas, la cuales trajeron consigo cambios tecnológicos; no obstante, los pensamientos griegos siguen siendo vigentes desde el punto de vista humanístico y filosófico. Para adaptarse a la época moderna de la tecnología, los griegos tendrían que haber hecho uso de la creatividad funcional, ya que los nuevos tiempos implicaron un estilo de vida que la requirió.

En Europa continental, continuó este pensamiento etno-geocén- trico en el Medioevo, época caracterizada por su rigidez y fundamentada únicamente en la fe. En esta época se presentó una parálisis creativa. Esta actitud recalcitrante y represiva se adoptó como consecuencia del desorden social posterior a la caída y desintegración del Imperio Romano. Éste fue símbolo de orden y ley pero, al desmembrarse, la sociedad entró en una época de caos social y moral.

Sin embargo, gracias a la acción de individuos creativos, con gran pasión y capacidad de riesgo frente a lo convencional, se dio paso al Renacimiento, época que llevó a su punto más alto el pensamiento ecléctico hacia la creatividad. Este movimiento renacentista desencadenó todo tipo de conocimiento -científico, artístico, tecnológico y filosófico- el que, simultáneamente, allanó el camino para la Revolución Industrial. Dicha revolución desencadenó nuevos paradigmas económicos que influenciaron los pensamientos de la sociedad, sus necesidades, su estilo de vida y su educación, hasta nuestros días.

De esta forma, el ideal mecanicista -que nació de los principios físicos de las Leyes de Newton- dominó la era de la Revolución Industrial y permeó la sociedad en su conjunto ({10}). Este ideal aún prevalece y, en cierto sentido, se convirtió en un paradigma convencional y absolutista a medida que trascurrió el tiempo. Pero, como todo lo que deviene convencional, alcanzó ya sus límites y, entre tanto, debilitó la creatividad de los individuos que conforman la sociedad.

La Revolución Industrial tuvo como único objetivo el desarrollo económico y, en este marco, se establecieron monopolios económicos y culturales; se redujo la finalidad del conocimiento a obtener ganancias. Por lo tanto, la creatividad se orientó específicamente a los procesos industriales, al manejo de economías, a la sistematización del uso del recurso humano y al uso de la comunicación. Se hizo mayor énfasis en el manejo de las matemáticas como sistema para garantizar ganancias económicas y en la comunicación para negociar.

Desafortunadamente, ya que el objetivo de la Revolución Industrial era puramente económico, los beneficios se utilizaron principalmente en nuevas inversiones y entretenimiento y no tanto en el desarrollo humanístico de las personas a través de disciplinas como las artes, las humanidades, la filosofía y las ciencias básicas, que son estudios indispensables en el proceso creativo. Aún así, paralelamente, la Revolución Industrial trajo consigo algunos movimientos humanísticos y filosóficos, que incluyen a los positivistas, los existencialistas y otros que impulsaron procesos creativos en forma más amplia de lo que, en principio, la Revolución Industrial parecía ofrecer.

Así, como en todos los procesos humanos, toda acción genera algunos resultados no previstos, la Revolución Industrial dio origen a individuos con una perspectiva universal, que va más allá del común de la población, y con una gran capacidad de riesgo. Estos individuos fueron pocos pero, bajo diferentes circunstancias, llevaron a cabo procesos de creatividad de impacto social. Hay algunos ejemplos en ciencias tales como Isaac Newton, Darwin, Faraday, Keppler, Watt, Bohr y Einstein. En la pintura podemos destacar a Renoir, Van Gogh y Velásquez, y en la filosofía resaltan Kant, Espinosa y Schopenhauer. En la música aparecieron Mozart, Beethoven y Bach, quienes tuvieron gran impacto en la sociedad. De igual forma, también surgieron individuos como Charles Dickens, quien a través de la literatura buscó expresar la importancia del espíritu humano y del alma como la esencia de la existencia social. También vivieron ilustres economistas con trasfondo de filosofía social e individual como Adam Smith, quien estableció referencias para los desarrollos económicos creativos de hoy en día con sus pensamientos sobre moral y ética en el uso de la riqueza para propósitos nobles e intelectuales ({11}).

De cualquier manera, debemos tener en cuenta que estos pocos individuos surgieron en forma indirecta a partir de la Revolución Industrial, ya que ellos no fueron apoyados oficialmente, sino que fueron impulsados por mecenas: filántropos que de manera independiente patrocinaban personas creativas. Por ejemplo, Darwin fue patrocinado por su padre, quien gozaba de bienes económicos; Faraday fue apoyado, entre otros, por la reina Victoria, y así para casi todos los casos nombrados. También, como reacción a las acciones que conforman la Revolución Industrial se originaron movimientos intelectuales-filosóficos como el existencialismo, el positivismo, artísticos como el impresionismo, políticos como el socialismo y el comunismo, que afectaron el pensamiento humano social de la época con impacto en la creatividad del hombre.

Obviamente, los beneficios económicos de la Revolución Industrial permitieron crear grupos pequeños de personas ricas que podían patrocinar a estas personas creativas. Estas dos consecuencias de la Revolución fueron como “el huevo y la gallina”, unos no pudieron existir sin los otros. Aun así, es posible pensar que si la Revolución Industrial hubiese hecho mayores esfuerzos en otras disciplinas como el arte, las humanidades, la filosofía y las ciencias básicas, quizá hubiesen existido más y más variados individuos creativos, lo que hubiese redundado en un mayor y posiblemente más completo desarrollo científico, tecnológico y social del mundo actual. Un mayor desarrollo hubiese resuelto mayor cantidad de problemas de salud, ambientales, económicos y sociales y, posiblemente, no estaríamos en una recesión económica como la presente. En fin, las sociedades serían más estables y ecuánimes.

Cuando se miran las cifras actuales se puede ver como tan solo el dos por ciento de la población mundial crea el 98 por ciento de empleo para el resto de la población. Esto manifiesta la carencia de balance económico en las sociedades, lo que es consecuencia de los modelos económicos implantados durante la Revolución Industrial. Tales modelos fueron fundamentados en el uso de materias primas baratas locales (por ejemplo, el carbón) e importadas, pero estos recursos ya se agotaron; así como también la mano de obra poco calificada y de bajo costo. A falta de estos elementos, el sistema económico, social y estructural de la Revolución Industrial declinó causando desequilibrio económico, social y funcional en la sociedad contemporánea. Por lo tanto, se requiere corregir este legado; sin embargo, esto solo se logrará estableciendo nuevos paradigmas a través de la creatividad, de nuevas formas de conceptualización e implementación de sus resultados en menor tiempo. No obstante, esto implica cambios en los valores, los estilos de vida, la educación y la revaluación de los conceptos científicos, tecnológicos y filosóficos.

Aún así, la Revolución Industrial continua siendo el paradigma económico y de conocimiento que siguen las sociedades industriales y las no industriales, en medio de una homogenización del pensamiento. Esta homogeneidad afecta la educación, la economía y la forma de vida, en tanto reduce la creatividad. Si bien es cierto que la Revolución Industrial ocurrió gracias al uso de energía de alto poder (por ejemplo el vapor), lo que aceleró los procesos mecánicos y de productividad, también creó un exceso de tiempo libre para el ocio y el entretenimiento, el cual no fue usado para el desarrollo humano intelectual y artístico. Esto conllevó la disminución de la creatividad social, a cuyas consecuencias asistimos hoy con economías deterioradas y falta de sustentos sociales. Situación que además se ve incrementada con la aparición y desarrollo de la electrónica.

En este marco, la herencia no prevista de la Revolución Industrial puede ser más dañina en tiempos actuales debido a que las nuevas tecnologías -orientadas a hacer más rápida y eficiente la productividad- han permitido que los hombres tengan más tiempo libre, que, sin embargo, se usa principalmente para entretenimiento y no para crear o reflexionar. Al mismo tiempo las nuevas tecnologías han reemplazado exponencialmente la necesidad masiva de empleados, lo que ha aumentado notoriamente el desempleo.

Por lo tanto, vivimos las consecuencias de estos cambios como un desajuste social y una carencia de creatividad en los individuos y la sociedad. La única forma de recuperar la productividad social, económica e intelectual es a través de esa misma creatividad, lo que permitirá no solamente el establecimiento de nuevos paradigmas sino también la consecución de valores más ecuánimes basados en una moral y una ética de la armonía.

Debido a lo anteriormente descrito, la sociedad ha entrado en una fase de decantación y cambio que ha comenzado, como siempre, con una nueva conceptualización; pero, a diferencia de las épocas anteriores, esta conceptualización estará acompañada por una implementación de sus resultados más rápida, casi simultánea. Esto es, en el pasado la frecuencia entre conceptualización e implementación llevaba más tiempo. Así, por ejemplo, en la época en la que se desarrolló la agricultura, la implementación de la nueva conceptualización llevó centurias; en la época de la mecánica, durante la industrialización, llevó solo una décadas; se espera que en la época actual la implementación conlleve tan solo pocos años debido a las nuevas tecnologías, al aumento de competencia, al aumento de la población y a la reducción de materia prima renovable de bajo costo.

La pluralidad del conocimiento también es un elemento esencial para estimular la corta frecuencia entre conceptualización e implementación. Si bien es cierto, como se ha venido diciendo, que la época de la Revolución Industrial trajo algunos desarrollos en beneficio de la sociedad, muchos de esos desarrollos requieren ser reevaluados, ya que en dicha época no existían las condiciones necesarias, debido a la poca oportunidad y al excesivo enfoque en las ganancias económicas. Irónicamente, hoy en día están dadas las condiciones pero hay poca creatividad. Quizás una de las razones para esta disparidad intelectual se deba a que a partir de la Revolución Industrial ha habido más interés en los desarrollos tecnológicos que en la ciencia misma.

Cuando la tecnología se mueve a un paso más acelerado que la ciencia, se cae en la repetición, aunque se exprese de varias formas ({12}). Así, como reza el dicho: “nunca uses una maquina más rápida que tu mente”, ya que puedes perder el control o la iniciativa (creatividad). Esta situación es la que vemos en la sociedad contemporánea y tiene como consecuencia la baja económica mundial con una recesión, no solamente financiera, sino también de productividad y de empleo.

Después de 1989, cuando se unieron los poderes geopolíticos del Este y el Oeste, se afianzó la globalización de mercados y, aunque se esperaba un desarrollo económico mundial, el mundo ha mostrado un balance económico no positivo hasta ahora, como también una perturbación a la armonía social. Esta encrucijada nos deja como única alternativa optar por procesos creativos innovadores y no simplemente cambios de forma del pensamiento.

En la historia de las sociedades se ha observado que el porcentaje de la población que hace parte de procesos creativos versus los que no, cualquiera que fuesen las razones, sigue la distribución de la curva de campana, en donde una minoría muy pequeña ubicada en las colas de la curva es la que se ha arriesgado a hacer los procesos de creatividad con relación a la mayoría que sigue tan solo los procesos normales de sobrevivencia o dependencia. Esto se confirma cuando se observa que el dos por ciento de la población del mundo ha creado empleo para el restante 98 por ciento. La pregunta es si esta diferencia proporcional tan marcada es pertinente hoy en día o si se necesita que el grupo creativo aumente. O también podríamos limitarnos a reforzar la creatividad de estos pocos que hacen parte del grupo creativo. La respuesta no es fácil, sin embargo, la frecuencia de implementación del proceso creativo depende del estado de desarrollo de las sociedades. Por ejemplo, los países en desarrollo requieren una frecuencia más corta entre la conceptualización y la implementación que los países desarrollados industrialmente, para que esta creatividad sea efectiva.

LA CREATIVIDAD COMO RESPUESTA
A LAS NECESIDADES DE LA SUPERVIVENCIA

A pesar de que las culturas antiguas de África, Oriente, del Mediterráneo y de zonas de América Central y América del Sur aportaron grandes conocimientos al desarrollo de la humanidad, en la actualidad se hace énfasis en los desarrollos científicos y tecnológicos de las culturas del Norte -principalmente Europa y los Estados Unidos de América- lo que crea la ilusión de un desarrollo creativo superior de estas últimas. Sin embargo, quiero señalar la tendencia de estas culturas del Norte a ser más agresivas en el desarrollo de tecnologías bélicas así como también de tecnologías que optimizan los mecanismos de supervivencia; es el caso del descubrimiento de la electricidad y el desarrollo de las formas de transporte.

De esta manera, al analizar la actitud agresiva productora de los desarrollos funcionales de tecnologías para sobrevivencia y prosperidad, se puede afirmar que existe una correlación entre dicha actitud y las condiciones limitantes del ambiente; especialmente si tomamos en consideración los inviernos extensos y severos que obstaculizan una vida cómoda ({13}). Es muy probable que estas condiciones ambientales limitantes hayan impulsado a las sociedades de las zonas nortes a ser más agresivas en los desarrollos tecnológicos y, asimismo, más prósperos en comparación con los desarrollos de las zonas geográficas del sur. Por ejemplo, los británicos tuvieron que desarrollar muchas tecnologías y hacer muchos descubrimientos, tales como la electricidad y el vapor, para enfrentar las condiciones que limitaban la producción industrial e, incluso, para lograr un nivel de vida más saludable. De igual manera, se vieron forzados a desarrollar grandes tecnologías y conocimientos científicos para sobrevivir a las enfermedades propiciadas por inviernos intensos y extensos. En mi caso, debido al ambiente limitado de bienes materiales y oportunidades en el que nací y crecí, desarrollé el hábito de usar al máximo mis capacidades para poder competir ({14}).

LA CREATIVIDAD COMO ÚNICO GARANTE DE
LA CONSTRUCCIÓN DE NACIONES EN PAZ,
ARMONIOSAS Y PRÓSPERAS

Los lectores encontrarán en este libro, para su sorpresa, la idea de que la creatividad es el estimulo de la ética, la moral, la paz individual y social. Así, siendo la creatividad un proceso constante de búsqueda de lo desconocido, la persona y la sociedad creativa mantienen un sentido de pertenencia universal así como también cierta indiferencia a lo material. Esto es lo que las sociedades buscan a diario para lograr armonía.