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LOPE DE VEGA

Rimas humanas
y rimas sacras

Fondo de Cultura Económica

FONDO DE CULTURA ECONÓMICA

Primera edición FCE, 1999
Primera edición electrónica, 2017

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LOS poetas buscan un lugar donde poner su amor. A veces sucede que lo ponen en una mujer; entonces dejan, para los siglos, testimonio de ojos verdes y suspiros. Éste es el caso de Rimas humanas, amorosa colección de más de 200 sonetos que Lope dedica a Lucinda, cuyo verdadero nombre preferimos dejar al pudor. La historia de este amor es corriente en nuestros días: huracán rosado y llanto, adulterio y separación, vastas ternuras en combate. Pasan los años y el poeta sigue buscando un lugar donde poner su amor. Cansado de herirse a sí mismo, lo pone en Dios. Sucede entonces que deja testimonio a los siglos de su culpa y de la senda dulce de resurrección. Tal es el caso de las Rimas sacras, amorosa colección que Lope dedica a Dios. Entre los dos amores de Lope hay diez años. Las Rimas humanas fueron publicadas en 1604 y las Rimas sacras en 1614. En esos diez años cabe la historia de la eternidad, que los poetas dicen para que los hombres puedan saberla de sí mismos.

A pesar de la extrañeza que hoy suscitan el español del siglo XVII y los recursos literarios del Siglo de Oro, los poemas de Lope de Vega transpiran espíritu. El idioma no es obstáculo para sentir la honda emoción de estos poemas, amor de polvo primero, después amor de todo. La profundidad de Lope nos permite, a cuatro siglos de su lengua, comunicarnos con nuestras propias emociones. De paso, podemos pronunciar ese español que ya no es nuestro y, sin embargo, vive en nuestra boca.