En 1992 Anabel Rial B. salió de Venezuela rumbo a Sevilla, pero un giro presentido del destino habría de llevarla, junto a su esposo Carlos Lasso, al extraordinario y casi desconocido Parque Nacional de Monte Alén. Allí comenzó un tiempo feliz en el que la naturaleza, la cultura y los afectos protagonizaron un contraste de la vida con sus distintos escenarios.

Los cuatro capítulos, escritos en prosa poética a modo de diario, narran de forma exquisita algunos de esos días como una suerte de homenaje hacia Guinea Ecuatorial, París, Egipto y Marruecos, pero también hacia sus orígenes españoles y venezolanos. Pasajes cotidianos, sin pretensión, que ratifican la importancia de observar más allá de lo evidente y de hallar la belleza en la sencillez y la diferencia.

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París, África, cuatro relatos de un tiempo feliz

Anabel Rial B.

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París, África, cuatro relatos de un tiempo feliz

© 2018, Anabel Rial B.

© 2018, Ediciones Oblicuas

EDITORES DEL DESASTRE, S.L.

c/ Lluís Companys nº 3, 3º 2ª

08870 Sitges (Barcelona)

info@edicionesoblicuas.com

ISBN edición ebook: 978-84-17269-68-5

ISBN edición papel: 978-84-17269-67-8

Primera edición: mayo de 2018

Diseño y maquetación: Dondesea, servicios editoriales

Ilustración de cubierta: Héctor Gomila

Queda prohibida la reproducción total o parcial de cualquier parte de este libro, incluido el diseño de la cubierta, así como su almacenamiento, transmisión o tratamiento por ningún medio, sea electrónico, mecánico, químico, óptico, de grabación o de fotocopia, sin el permiso previo por escrito de EDITORES DEL DESASTRE, S.L.

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Contenido

Prólogo de 2017

Dedicatoria —entre nos— agosto 1998

Akal n’inguinawen

«Un heladé de pistaché», s’il vous plait, en primavera

Tercer aniversario en Misr

Al Magreb

La autora

Prólogo de 2017

Mi recuerdo no es fidedigno.

Tampoco hubo una realidad, sino estímulos que captaron mis sentidos.

Con el tiempo y cada vez que digo «recuerdo cuando…»,

voy sumando la nueva emoción a la de origen,

una vez tras otra, agrego, olvido y hago memoria.

Todo lo que vivimos pasa al futuro no solo como ocurrió,

pasa, sobre todo, como lo sentimos.

Dedicatoria —entre nos— agosto 1998

Una tarde en nuestro ático de Sevilla,

tuve la necesidad de descalzarme

para recorrer el camino de algunos recuerdos recientes.

Mientras escribía, iba enlazando realidades con deseos,

con el anhelo privado de compartirlo

con quienes quiero profundamente.

A ustedes

que me acompañan a donde voy.