Otras obras De Manuel Gutiérrez Nájera
(México, 1859-1895)

Crónica
El duelo nacional. La desaparición de la plata, 1988
Poesía
Poesías, 1896
Poesías completas, 1953
Prosa
Cuentos frágiles, 1883
Obras de M. Gutiérrez Nájera, prosa, 1898 y 1903
Hojas sueltas, 1912
Cuentos completos y otras narraciones, 1958

AVISO LEGAL

Este texto fue publicado en la colección Relato Licenciado Vidriera de la Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial de la Universidad Nacional Autónoma de México en 2004 bajo el cuidado editorial de Patricia Parada y Patricia Zama.

Esta edición fue preparada con la colaboración de la Dirección General de Cómputo y de Tecnologías de Información y Comunicación de la UNAM. La formación fue realizada por René Rivera Sedano y Carolina Silva Bretón.

Primera edición electrónica: 2012

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ISBN de la colección 978-970-32-0472-4
ISBN de la obra  978-607-02-4285-4
 

Hecho en México

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INTRODUCCIÓN

El duque Job, escritor integral

AL TERMINAR EL AÑO DE 1859, EL 22 DE DICIEMBRE, NACIÓ UNA DE LAS MÁXIMAS FIGURAS DE LA LITERATURA MEXICANA: Manuel [Demetrio Francisco de Paula de la Santísima Trinidad Guadalupe Ignacio] Gutiérrez Nájera.

Su madre, doña Dolores, fue quien le enseñó a reconocer las primeras letras y a leer, premonitoriamente, en un periódico. Desde entonces parece que se creó el eslabón que lo ató a los diarios y que dio sentido a su vida de escritor. Por lo que lo conocemos como el poeta- periodista o el periodista-poeta, pues aunque parecería que en teoría el Duque Job trató de separar ambos quehaceres, en la práctica amalgamó uno y otro.

Manuel Gutiérrez Nájera se inició, desde muy joven, como escritor. A los diecisiete años apareció su primera publicación y durante las dos décadas siguientes colaboró en cerca de treinta y seis diarios y revistas literarias de la época, en ocasiones hasta con cinco entregas al día. Para tan ardua tarea utilizó alrededor de veintiséis seudónimos y algunas variantes de estos,1 por medio de los cuales mostró no sólo su genio creador, sino también su versatilidad en el análisis constante de la realidad nacional.

En 1964, Carlos Gómez del Prado estimaba que el número de colaboraciones najerianas en publicaciones periódicas de su momento ascendía a 1 500 piezas. Actualmente hablamos de 2 026 fichas hemerográficas. El mismo Gutiérrez Nájera contaba:

Escribo de seis a ocho horas diarias, cuatro empleo en leer, porque no sé todavía cómo puede escribirse sin leer nada. aun cuando sólo sea para ver qué idea o qué frase se roba uno; publico más de treinta artículos al mes; pago diariamente mi contribución de albums [sic]; hago versos cuando nadie me ve y los leo cuando nadie me oye.2

Tanto su primera poesía como su primer ensayo datan de 1875, su primer cuento de 1877, y el único libro que vio publicado es Cuentos frágiles (1883). Justo Sierra, uno de sus mejores críticos, lo valoró ampliamente. Como poeta: creyó que su vida fue "un idilio trágico del que sólo conocemos la música: los versos del poeta”,3 como prosista afirmó que: no tuvo "punto de comparación dentro de las letras españolas [...] por su estilo. muy complicado, muy fino, saturado de poesía";4 como periodista consideró que: había sabido amalgamar perfectamente

El comentario perpetuo de su alma lírica y amorosa. puesto como un bordado de hadas, sobre la trama de los acontecimientos mundanos que su deber de cronista le obligaba a narrar, fue en donde nuestro Manuel formó su estilo, creó su personalidad literaria y llegó la plena conciencia de su fuerza y de su arte.5

Después de la muerte del Duque, 3 de febrero de 1895, el propio Sierra se dio a la tarea de publicar al poeta –Poesías completas (1896)-; y de impulsar dos antologías de esa prosa tan aquilatada; el primer volumen. a cargo de Luis G. Urbina, vio la luz en 1898; el segundo, preparado por Amado Nervo, en 1903. En 1907, con el preámbulo de Savia moderna (1906), y pese a que los ateneístas lo reconocieron críticamente como su fuente directa, el Duque Job cayó prácticamente en el olvido. Apenas si se habló de él como precursor del modernismo. Fue casi hasta el primer centenario de su natalicio cuando se retomó el estudio de su obra; sin embargo, en ese momento se le siguió viendo casi exclusivamente o como poeta o como cuentista. y se le consideró de la misma manera que lo había hecho don Justo: como un atormentado, "un alma enferma ideal”,6 que se esmeró en tener un estilo elegante, aristócrata y afrancesado. La diferencia consistió en que se le comenzó a estudiar como uno de los iniciadores del movimiento modernista hispano- americano. Hoy, tras una ardua labor de rescate, sabemos que fue un autor integral: escribió además de poesía y cuento: crónicas, artículos, ensayos e incluso novela; géneros que lo han llevado a ser reconocido como el primer novelista del modernismo mexicano.

El contexto

Podemos entonces observar a Manuel Gutiérrez Nájera como el prototipo del escritor representante de la modernidad, tanto en nuestro país como en el ámbito latinoamericano. Continente que durante el último cuarto del siglo XIX vivió el incipiente proceso de industrialización; y con él la consecuente división del trabajo material que procuró la especialización y lo posicionó en un mundo fragmentado. El escritor, moderno por convicción, se encontró escindido entre la pasión por la creación y necesidad de profesionalización de su escritura. El camino que se abría ante sus ojos fue el del periodismo, ámbito en el cual logró producir y vender "su mercancía". sus colaboraciones, que avinieron al libre juego de la oferta y la demanda, lo que le permitió a la vez que satisfacer las cosas que eran menester para la conservación de la vida, defender el pequeño espacio que la prensa periódica le proporcionaba para el desarrollo de su actividad creadora. En un mundo positivista. donde sobrevivía el más apto, el literato supo conjuntar el trabajo poético engarzando las ideas a la filigrana del lenguaje, y se sostuvo como periodista con una actitud crítica que, a la vez, ofreció propuestas constantes de transformación a la sociedad en que vivió.

Congruente con su dualidad, el escritor modernista tuvo dos espacios: el íntimo, su boudoir, y el público, la oficina de redacción. Dos fueron también sus tiempos: el infinito de la poesía y el inmediato del periodismo.7 En Manuel Gutiérrez Nájera podemos encontrar el ejemplo tácito de esta dualidad en su novela Por donde sube al cielo, producto de creación puramente literaria. por una parte, pero que se publicó con la premura de las entregas, en las páginas del periódico bisemanal El Noticioso, entre junio y octubre de 1882.

El tema

El amor siempre fue la musa najeriana. En 1884 se veía a Manuel Gutiérrez Nájera paseando todas las tardes "desde las puertas de La Sorpresa hasta la esquina del Jockey Club”, 8 esperando a la grisette Marie, dependienta del almacén de Madame Ancieux, quien pasó a la historia como “La Duquesa Job”, título del poema que lo consagró como modernista. Sin embargo, hay indicios de otra ilusión anterior a la de la Duquesa Job, el mismo Manuel contaba:

Todavía me parece estarla amando [...] ¡Oh, amores incorpóreos, hace ya mucho tiempo que no os veo!/ Recuerdo que juntando, ochavo a ochavo, mis pobres economías de colegial, reunía la fabulosa suma necesaria para comprar un billete de Paraíso. Desde aquí miraba el Infierno. Entonces cursé primero y segundo año de mitología en La bella Helena. Desde entonces soy duque: ¡oh, si supierais como amé a la Gran Duquesa!9

Gutiérrez Nájera se refiere a Marie Aimée (†1887), soprano francesa que debutó en México con la opereta Grande-duchesse de Gérolstein, de Jacques Offenbach, en el Gran Teatro Nacional. el 30 de diciembre de 1873. Marié Aimée parece haber dado origen a Magda, la protagonista de Por donde se sube al cielo, personaje que también representó, dentro de la novela, esta misma opereta. Así, Magda se emblematizó como la comediante parisiense, sinónimo de "cortesana" por aquellos días. Y fue el único personaje femenino, en la obra najeriana, que correspondió al prototipo de la mujer modernista: mitad ángel y mitad demonio.

Aunado a esta correlación sentimental, existe la presencia de la realidad en la novela. El tema de la prostitución estaba discutiéndose en la prensa nacional durante 1882, año de Por donde se sube al cielo. El propio Gutiérrez Nájera publicó en el periódico El Nacional del 20 de agosto, un ensayo con el título de "Los hijos de esas señoras", en el que proponía que el Estado recogiera a los hijos de las prostitutas para educarlos, con ello afirmaba evitaría que la determinación del medio ambiente y de la herencia los prostituyera también. De igual manera, en sus crónicas teatrales abordó el problema al dejar testimonio de la vida, de la realidad, y de la psicología de las actrices del momento que él conoció entre bambalinas, elementos que, igualmente, le sirvieron para conformar a su protagonista; muestra de ello son los siguientes fragmentos:

Paola Marié no es vieja todavía. Tiene veintidós años [...] comenzó su carrera artística cuando contaba apenas diecisiete primaveras. La primera obra que cantó en los Bufos el año de 1867 fue Magdalena. No sé si se trataba de Magdalena arrepentida. Lo que puedo decir es que dos años antes, Paola había salido del colegio. Y adivinad de cuál: ¡del Sacré Cuore!10

Paola tiene tantos brillantes en su cofre como perlas en su garganta [...] estamos ante una parisiense de raza pura, con movimientos de gata y con miradas de pilluelo [...] es la gracia animada.11

Asimismo, a las comediantes-prostitutas dedicó su crónica "Cómo mueren",12 en la cual habla de su casi generalizado triste final: "Las grandes diosas parisienses mueren llenas de polvo [...] Otras agonizan en el hospital”; muy pocas se casan, como Hortense Schneider, quien ejerció el "dominio tiránico en los escenarios y en la vida real", y a quien se doblegaron "grandes títulos y fortunas" y que contrajo matrimonio con el apuesto conde Émile de Brionne, de quien se divorció después de un gran escándalo;13 o como Sarah Bernhardt, la gran figura del teatro del último tercio del siglo XIX, quien "ganó fortunas muy considerables y las derrochó. En 1882 contrajo nupcias con el griego Arístídes Duvia conocido en el teatro como Jacques Damala, de quien se separó al poco tiempo".14

En la narrativa universal este tema fue tratado con frecuencia durante la segunda mitad del siglo XIX; pero fue abordado desde la perspectiva de ofrecer la posición de redención individual de las protagonistas; recordemos a Margarita Gautier de la novela de Alejandro Dumas, hijo, o a Magdalena de la de Octavio Feuillet. La diferencia y lo avanzado de la obra najeriana es que ésta fue la primera que pretendió que la sociedad tomara conciencia de la parte de culpabilidad que tenía en la “caída” de las jóvenes desamparadas, y que permitiera que éstas pudieran redimirse socialmente, es decir, deja abierta la posibilidad de matrimonio.

El asunto parecería un imán para haber atraído a los lectores decimonónicos; no obstante, esto no ocurrió. Vale la pena reflexionar sobre la casi nula recepción que tuvo la novela en su momento; nadie habló de ella. La obra sufrió la drástica indiferencia de sus contemporáneos; la critica la ignoró, y de ella nada supimos hasta que en 1987 encontré en el periódico mexicano El Diario del Hogar, del 13 de junio de 1882, una gacetilla que anunciaba: "Por donde se sube al cielo. Es el título de una novela que ha comenzado a publicar en su folletín nuestro colega El Noticioso. / El autor de esta obra es nuestro querido amigo Manuel Gutiérrez Nájera , que hace su debut como novelista”.15

Primera novela modernista

El por qué de este absoluto silencio es la pregunta obligada. La respuesta que encuentro es que fue una obra que, tanto por el idealismo con que se presentó el tema como por su modernidad en la composición. no se comprendió. Veamos.

A pesar de que la acción de la novela transcurre en París, donde, como ya hemos visto, una comedianta podía aspirar al matrimonio, considero que la explicación en este rubro sería que la sociedad moralista del México decimonono no encontró la verosimilitud necesaria para su recepción, puesto que el país todavía se mantenía dentro de los principios ilustrados en los que la literatura era un medio de educación. Esta novela, moderna ya en el planteamiento del tema, confundió a los lectores.

En cuanto a la estructura narrativa, la novela ofrece varias modalidades que se anticiparon al desarrollo del género que veremos años más tarde en la novela contemporánea. y que aquí sólo enumero.16

1. El juego del tiempo. A diferencia de la novela lineal, característica del siglo XIX, Manuel Gutiérrez Nájera incorporó a su estilo el cambiar el tiempo de la narración: del presente va al pasado y viceversa. Recurso que encontraremos en las novelas de los años veinte, las de Marcel Proust, por ejemplo.

2. El final de opciones múltiples. De manera distinta que en la novelística decimonona, el autor no ofrece un final cerrado. Por donde se sube al cielo puede incluirse dentro del tipo de obras de corte moderno en las cuales se establece una franca relación entre el autor y el lector, no solamente por la respuesta que cada lector obtenga al aportar su propia historia y experiencia -como sería el caso cualquier obra-, sino porque el texto najeriano exige también la participación del lector para darle un final. El sinnúmero de posibilidades del desenlace, la necesaria coparticipación autor-lector, y la propuesta de una sugerencia dan a la novela la estructura de una obra de final abierto, nueva en su momento, y que es un antecedente de la “obra abierta” de la novela contemporánea.

3. Monólogo interior. Acerca de la novela psicológica, Luis Alberto Sánchez afirma que:

Aunque en materia de arte y literatura no se puede nunca fijar fechas exactas, pues las corrientes y los movimientos se producen incesantemente, en espiral, hay algunos hitos a los que es posible localizar en alguna zona del tiempo. Si lo juzgamos así, relativamente, parecería que la novela psicológica en América Latina guarda estrecha relación con el modernismo, y que fue éste el que lanzó, como expresión de sus inquietudes y su sensibilidad, con mayor énfasis que otras tendencias, dicho tipo de novela.17

En efecto, Por donde se sube al cielo es una novela en donde la introspección es parte fundamental del campo de la acción: los recuerdos, las meditaciones, los sueños, las voces interiores van conformando “una vida”, “un mundo”.

Finalmente, cabe advertir que Por donde se sube al cielo fue el resumen integral de las propuestas esenciales a las que el poeta dio forma, y con las que abrió el camino del modernismo. Sus páginas reunieron novedosamente los rasgos propiciatorios de un cambio en el universo del artista y de su obra: estructura, actitud estética, estilo, visión del mundo, que la crítica del siglo XX encontró singularizadas en la novela plenamente modernista hasta 1896, año de De sobremesa, de José Asunción Silva.

A todas luces, el momento de lectura de Por donde se sube al cielo, como lo comprobará el lector, es el actual.

Belem Clark

NOTAS

1 Rafael fue su primer seudónimo, y entre los más conocidos vale la pena mencionar los de El Duque Job, Junius, Junius (Señor), Ignotus, Monsieur Can-Can, Recamier, Frou- Frou, Pomponet, Puck, G. N. [regresar]

2 Margarita Gutiérrez Nájera, Reflejo. Biografía anecdótica de Manuel Gutiérrez Nájera, México, SEP-INBA, 1960, p.39. [regresar]

3 Justo Sierra, “Prólogo” a Poesías completas, de Manuel Gutiérrez Nájera [1896], edición autorizada por la viuda del poeta, México, Librería de la Viuda de Ch. Bouret, 1909, p. 4. [regresar]

4 J. Sierra, op. Cit., p. 14. [regresar]

5 lbidem, pp. 14-15. [regresar]

6 J. Sierra, op. Cit., p. XLI. [regresar]

7 Sobre este aspecto vid. Belem Clark de Lara “Capítulo II. `Por qué darle a lo efímero del periódico la eternidad del libro", en Tradición y modernidad en Manuel Gutiérrez Nájera, México., UNAM, Instituto de Investigaciones Filológicas. 1998 (Ediciones Especiales, 9). pp. 81-127. [regresar]

8 La sorpresa fue un almacén situado en la 1ª  calle de Plateros (hoy Francisco I. Madero) y la calle de Palma Sur. El Jockey Club estuvo en el sitio que hoy ocupa el Sanborns de los Azulejos (Francisco I. Madero y Condesa). [regresar]

9 El Duque Job, “Crónica color de otoño”, en La Libertad, año V, núm. 236 (15 de octubre de 1882), p. 2; pieza a la que Erwin K. Mapes le dio el título de “El viejo Invierno” [vid. Obras XIII. Narrativa, II. Relatos (1877-1894), edición crítica e introducción de Alicia Bustos Trejo y Ana Elena Díaz Alejo, México, UNAM, 2001, Nueva Biblioteca Mexicana, 133, pp. 369-375]. La belle Hélène de Offenbach es una opereta en tres actos; con libreto de Henri Mailhac y Ludovic Halevy y se estrenó en París en el Théâtre Variétés, el 7 de febrero de 1864. [regresar]

10 El Duque Job, “Crónica de color de Roederer”, en La Libertad, año V, núm. 195 (27 de agosto de 1882), p. 2. [regresar]

11 M. Can-Can, “Memorias de un vago”, en El Cronista de México, año 4º, t. IV, núm. 107 (17 de febrero de 1881), pp. 10-11. [regresar]

12 Existen cuatro versiones registradas, cito la primera: El Duque Job [3ª parte de] “Crónicas color de rosa”, en La Libertad, año V, núm. 43 (26 de enero de 1882), p.2. [regresar]

13 Cf. Elvira López Aparicio, nota 5 a “Como mueren”, en Obras VI. Crónicas y artículos sobre teatro IV (1885-1889), México, UNAM, 1985, Nueva Biblioteca Mexicana, 91, p.105. [regresar]

14 E. López Aparicio, nota 5 a “Cartas a Justo Sierra”, en op. Cit., p.188. [regresar]

15 Para la historia detallada de este rescate puede consultarse la edición crítica publicada por el Instituto de Investigaciones Filológicas, de la UNAM, 1994. [regresar]

16 Tanto el aspecto del tema como de la estructura fueron estudiados con detenimiento en la edición citada, vid. Supra. [regresar]

17 Luis Alberto Sánchez, Proceso y contenido de la novela hispanoamericana, 3ª edición, Madrid, Editorial Gredos, 1976 (Biblioteca Románica Hispánica, II. Estudios y ensayos, 11), p.153. [regresar]

 

POR DONDE SE SUBE AL CIELO
MANUEL GUTIÉRREZ NÁJERA

 

a Madame Judith Gautier

LA NOCHE ESTÁ LLUVIOSA, LOS TEATROS HAN CERRADO SUS PUERTAS Y YO NO TENGO AMORES. LA LUZ ANÉMICA DE LOS relámpagos rasga de cuando en cuando el cielo, y la tempestad, que se va aproximando poco a poco, preludia su obertura wagneriana. Las nubes se disponen a acompañar mi canto con sus grandes masas de orquestación, y el agua, cayendo en gruesos hilos, lava la tez carmínea de las rosas y bruñe el verde oscuro de las hojas. ¡Qué hermosa noche para la vida del hogar, para el dúo de los labios y la canción del niño! Si yo tuviera un hijo, me acercaría de puntillas a su cuna para verlo dormir. El agua cae en gruesos hilos. Llueve mucho.