Introducción

Hace seis años llegaba a Madrid con mis tres hijos, después de mi segunda separación, para empezar una nueva vida. Lo que en principio podría ser considerado un fracaso o una circunstancia difícil se convirtió en mi mayor bendición y el mejor impulso para evolucionar que había tenido en mi vida hasta ese momento. Y es que a veces las separaciones son necesarias. En muchos casos, para ambos.

Sucede que en muchas ocasiones no podemos elegir lo que nos pasa, pero siempre tenemos elección sobre qué hacemos con las circunstancias que nos pasan... Dejar que nos destruyan o dejar que nos construyan...

Y es que nadie nos enseña las cosas importantes de la vida. Entre otras muchas cosas, nadie nos enseña a superar una ruptura, y lo que es peor, nadie nos enseña a evitarla. Y es una pena, porque hoy en día, después de años de estudio intensivo y de analizar y observar muchos casos particulares y mis experiencias personales, estoy completamente segura de que la mayoría de las rupturas son evitables, si sabemos cómo y si estamos dispuestos a poner el esfuerzo por nuestra parte.

No todas las relaciones merecen ser salvadas, por supuesto. Pero también hay muchos casos en los que ambos quieren salvar su relación e intentan lo que pueden, pero finalmente se rinden o buscan a otra persona nueva como recurso más fácil.

Las relaciones son oportunidades maravillosas para conocerte y para evolucionar, incluso las que terminan. Pero para ello tenemos que aceptar nuestros errores y aprender de ellos.

En este libro aprenderás a reconocer cuáles son los errores que puedes estar cometiendo tú sin saberlo, y con ello y con los tres ingredientes que yo considero básicos, podrás salvar tu relación, mejorarla, superar una ruptura, mejorar tu autoestima, volver con tu «ex» o estar preparada para tener una relación nueva que sea mucho más gratificante, en el momento que estés lista para ello.

Esos tres ingredientes son, en mi opinión: Respeto, Amor y Comprensión. Primero hacia ti y luego hacia tu pareja. Pero me refiero a Respeto de verdad, Amor de verdad y Comprensión de verdad. Un genuino deseo de respetar tu forma de ser y la de la otra persona, un profundo interés por comprenderte tú y comprender al otro... Cuáles son sus miedos, sus sueños, qué necesita para sentirse amado o amada, y sobre todo Amor, un amor sano e incondicional, hacia ti primero y darlo también al otro sin esperar nada a cambio y con el único fin de hacer que la otra persona se sienta amada y feliz, tal y como merece, al igual que nosotras.

Sí, es cierto que hay más ingredientes en una relación, como la atracción, la conexión y el sexo, por ejemplo. La atracción es lo que diferencia a una amistad de algo más, y la conexión y el sexo surgen a partir de la atracción, pero lo que en mi opinión hará que una relación pueda perdurar son esos tres pilares (Respeto, Amor y Comprensión), que en realidad implican otras muchas cosas más como la compasión con uno mismo y con el otro, comunicarse, aceptar, aceptarse, perdonar, perdonarse, etc.

Todo eso podrás dárselo a alguien únicamente cuando hayas conseguido dártelo tú. Una vez que llegues ahí, a aceptarte y amarte de verdad tal y como eres, estarás lista para darle ese mismo amor incondicional a alguien más, y podrás sentirte merecedora de recibirlo cuando alguien desee dártelo a ti.

Sinceramente, nunca imaginé que escribiría un libro ni que pudiera ayudar a alguien lo que yo contase... Había cometido demasiados errores a lo largo de mi vida... ¿Quién era yo para enseñar algo a alguien?

Como dicen siempre en el mundo del coaching, «hay dos días importantes en tu vida: el día que naces y el día que descubres para qué».

Así fue para mí también. La vida me fue dando cada vez más pistas de por qué y para qué había cometido todos esos errores, de lo que había venido a aprender personalmente y que precisamente ese era mi propósito y mi misión: compartir mi experiencia con otras mujeres para dar luz a esos errores que no solemos identificar, para que puedan ser más felices, tanto ellas como ellos...

No pretendo que te sientas culpable ni tampoco decirte lo que tienes que hacer. Todos cometemos errores y todos somos libres de tomar nuestras propias decisiones, así que soy consciente de que este libro, al igual que todos los que se han escrito con el mismo fin de ayudar, solo podrá hacerlo en el caso de que una persona esté buscando respuestas y esté lista para aceptarlas, recibir el mensaje que necesita en este momento o que le parezca coherente con su forma de ser, y tomar acciones diferentes.

No pretendo convencer a nadie de nada, solo aporto mi punto de vista y mis reflexiones para que cada persona se quede con el mensaje que necesite. A veces, un pequeño cambio o un punto de vista diferente hace que toda tu panorámica cambie de la noche a la mañana. Como decía Wayne Dyer, «cuando cambias la forma en la que ves las cosas, las cosas que ves cambian».

Creo que el entendimiento y la compresión entre hombres y mujeres es fundamental a nivel personal y social, y el relacionarnos de forma más respetuosa y armoniosa nos haría mucho más felices, tanto a nosotras como a ellos. Y ambos lo merecemos.

Mi deseo es evitar mucho sufrimiento innecesario, o al menos animar a las mujeres a enfrentarlo con una actitud más positiva, más transformadora y empoderada.

Verás, tomar conciencia de que estamos cometiendo un error es el primer paso. No podemos evitarlo si no sabemos que es un error. Ser conscientes de ello nos da una nueva perspectiva para poder rectificar sin culpas innecesarias hacia nuestra pareja o hacia nosotras mismas.

Y doy luz a los errores porque, lo queramos o no, independientemente de cuántas cosas hayamos hecho bien con nuestra pareja o con quien sea, al final siempre somos juzgados por aquello que hemos hecho mal, así haya sido una sola cosa. Todos sabemos el poder que pueden tener, por ejemplo, algunas palabras dichas en un momento dado, fruto del resentimiento.

Y sobre todo porque me di cuenta, después de muchos años siguiendo a los mejores coaches del mundo y expertos en relaciones, que independientemente de la cultura o del país del que fueran las mujeres, casi todas cometíamos sistemáticamente los mismos errores por un motivo fundamental: no sabíamos que era un error. Era la forma de actuar que nos parecía lógica siendo mujeres, pero puesto en la práctica con los hombres, los resultados eran totalmente opuestos a lo que deseábamos. Por ello decidí dar luz a esos puntos ciegos que tenemos, como cuando conducimos, y que nos causan tantos resultados desastrosos y tantos accidentes en nuestra vida.

Solo con suprimir los errores que estamos cometiendo, todas nuestras relaciones mejorarían muchísimo y nuestra autoestima sería mucho más fuerte. De hecho, tal y como iremos viendo a lo largo de los capítulos, este libro tiene como base el fortalecimiento de la autoestima, ya que la calidad de las relaciones que tenemos con los demás son un reflejo de cómo nos relacionamos con nosotros mismos y cómo nos tratamos. Por lo tanto, ya sea que estés sola en este momento, como si tienes problemas en tu relación o matrimonio, como si quieres superar una ruptura o volver con tu «ex», todo parte de ti misma, de cuidarte y de trabajar en ser feliz tú. El camino es el mismo en todos los casos.

Si empiezas a eliminar actitudes y comportamientos que no son productivos, dejas de cometer errores que te están jugando en contra y empiezas a cuidarte, amarte, respetarte y a incorporar nuevos hábitos positivos con respecto a ti y también con los demás, incluida tu pareja, el cambio puede ser increíble.

Este es un libro escrito en tono para mujeres, por y para ellas, pero también para ellos, ya que es en beneficio y para la felicidad de mujeres y de hombres, puesto que que el resultado directo es que las parejas de las maravillosas mujeres que lean este libro y hagan el esfuerzo consciente de mejorar ellas y enriquecer sus relaciones, conseguirán ser más felices y también «hacerlos» más felices a ellos y a todos los que formen parte de su vida; si tienen hijos, también les afectará de forma positiva ver a su madre más feliz, ver un ambiente mucho más amoroso entre sus padres y les servirá para poder tener un buen modelo a seguir en cuanto a relaciones de pareja en un futuro, y poder construirlas de forma sana para ellos mismos.

Por supuesto, si también los hombres leen este libro, podrán no solo entender mucho mejor a sus mujeres o parejas, y por lo tanto podrán «hacerlas» también más felices, sino que además podrán entenderse mejor a ellos mismos, ya que muchos de los comportamientos que tenemos, tanto hombres como mujeres son comportamientos a nivel subconsciente, y por lo tanto no solemos ser conscientes de ellos ni sobre lo que los motiva.

Cuando hablo de hombres y mujeres y de relaciones, no me estoy refiriendo únicamente a parejas heterosexuales, ya que todo se puede aplicar a parejas homosexuales también. En realidad, cuando hablo de hombres y mujeres hablo más en términos de energía masculina y femenina que propiamente del hecho de que sean hombres y mujeres; de modo que cuando me refiera a hombres y mujeres, siempre me estaré refiriendo a energía masculina y femenina, tal y como se suele dar también en las relaciones homosexuales, en las que una de las dos partes adopta un rol o lidera más con una energía femenina y la otra parte con una más masculina, como polaridades necesarias para que se dé la atracción.

Desde aquí quiero transmitir mi respeto por cualquier tipo de relación y mi entendimiento de que lo más importante en una relación es siempre que haya amor, respeto y comprensión, independientemente del sexo que tengan las personas que forman las parejas.

Es mi deseo que tanto tú como tu pareja podáis ser más felices juntos y podáis construir una relación y una familia maravillosa. Vuestra felicidad será también la mía, porque estaré cumpliendo con mi propósito y mi misión.

Nada me haría más feliz que poder aportar una semilla de felicidad a cada persona que lea este libro, y que pueda hacerse extensivo a todas las personas con las que se relacione.

Que seas tan feliz como mereces.

Error 1 No escoger bien

«Quédate con quien te vea volar, te deje volar, te impulse a volar y te acompañe en tu vuelo».

A partir de este error surgen la mayoría de los problemas y de los disgustos, así que te invito a que reflexiones sobre ello.

Si somos sinceras con nosotras mismas, en el fondo de nuestra alma sabemos que cuando una relación termina en ruptura, dure los años que dure, en muchos casos no tendría que haberse dado ni siquiera en un principio, porque hemos tenido avisos desde el inicio de la relación de que no funcionaría, que no era lo que nosotras queríamos, que no era el tipo de relación que merecíamos, que continuamente teníamos que esforzarnos en lugar de que las cosas fluyeran de forma natural. Pero a pesar de esa vocecita que nos avisaba, intentábamos justificarlo diciendo que las cosas cambiarían y que en algún momento ellos se darían cuenta de lo maravillosas que éramos, de lo bien que estaban con nosotras y que todo cambiaría para mejor.

Si has estado en esa situación alguna vez, ya sabrás que eso nunca funciona. Y no es porque tú tengas un problema, no es porque tú no hayas dado suficiente a la relación y no es porque tú no seas tan maravillosa. Simplemente es un fallo de base: no es la persona adecuada ni la relación adecuada, por mucho que nos empeñemos. Y mira que nos solemos empeñar. Con hombres que no nos hacen felices, con hombres que desde un principio no nos están dando lo mínimo para que nos sintamos valoradas, o incluso cuando nos están diciendo que no están listos para una relación y los justificamos diciendo cosas como: «Es que en realidad siente algo muy intenso por mí y eso le asusta». He visto y escuchado comentarios de este tipo por parte de miles de mujeres de cualquier lugar del mundo, y déjame que te diga que aunque la verdad duela a veces, sabemos que esas solo son excusas que nos ponemos para seguir manteniendo con alguien una relación que sabemos que no tiene futuro, o que sabemos que no es lo que merecemos. A veces nos conformamos por miedo a volver a «fracasar», a volver a estar solas, porque «es mejor eso que nada» o porque pensamos que en realidad no existe para nosotras una mejor opción, que es lo que hay, que todos los hombres son así. Y de esa manera nos engañamos y nos conformamos con algo o alguien que no nos hace felices de verdad. Y en algunos casos no es que la otra persona sea «mala persona»; simplemente algunos de esos hombres no están preparados para algo de verdad en ese momento de su vida, o simplemente les pasa como a ti y no eres la persona que lo llena y lo inspira de verdad. Él no es el hombre con el que deberías estar, ni tú la mujer con la que él debería estar, nada más.

Elegir a una persona nos condiciona nuestra vida para bien o para mal; por eso tienes que tener el valor de decir que no cuando ves que ya desde el principio una relación no está funcionando y no te estás sintiendo como te deberías de sentir. En una relación sana las cosas fluyen de forma natural, los dos tienen ganas de verse, los dos buscan tiempo para hacerlo, los dos tienen ganas de hacer planes, compartir experiencias, hablar durante horas... Eso no pasa solo en las películas, eso pasa en la vida real si encuentras a la persona adecuada. Pero para encontrar a la persona adecuada tienes que estar sola y dispuesta a decir que no las veces que sean necesarias, porque si estás «perdiendo el tiempo» intentando hacer que algo funcione, «trabajando» e invirtiendo tiempo con la persona equivocada, no podrás crear ese espacio para conocerlo y nunca podrás saber qué se siente en una relación de verdad, en una relación como te mereces.