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Manuel Gutiérrez Nájera
Poemas
Barcelona 2022
linkgua-digital.com
Créditos
Título original: Poemas.
© 2022, Red ediciones S.L.
e-mail: info@linkgua.com
Diseño de cubierta: Michel Mallard.
ISBN rústica: 978-84-9816-837-2.
ISBN ebook: 978-84-9897-996-1.
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Sumario
Créditos 4
Brevísima presentación 7
La vida 7
A un triste 9
Ama aprisa 10
De blanco 14
Efímeras 16
En un abanico 17
Frente a frente 18
Hojas secas 21
La duquesa Job 23
La misa de las flores 27
La serenata de Schubert 32
Las mariposas 35
Las novias pasadas son copas vacías 37
Madre naturaleza 38
Mis enlutadas 40
Non Omnis Moriar 43
Ondas muertas 45
Para el álbum 48
Para entonces 49
Para un corpiño 50
Para un menú 52
Pax Animae 53
Por la ventana 57
Resucitarán 59
Si tú murieras 61
Siempre a ti 63
Última Necat 66
Libros a la carta 69
Brevísima presentación
La vida
Manuel Gutiérrez Nájera (México, 1859-1895).
Dedicó su vida al periodismo. Publicó con seudónimos como «El Duque Job» una extensa obra en prosa de gran importancia para el modernismo en la que destacan sus crónicas a las que infundió un estilo ligero y ameno, de gran personalidad expresiva. Escribió además numerosos relatos. Hizo asimismo crítica literaria y teatral.
En 1894 fundó, junto a Carlos Díaz Dufóo, la Revista Azul que llegó a ser una referencia privilegiada del modernismo en México.
De temperamento religioso y sensibilidad romántica, su poética es afin a la concepción romántico-simbolista de la poesía por su rechazo al realismo y al positivismo y su defensa de la belleza en sí, liberada de la moral y la preocupación humanista y social.
Nájera se sentía heredero de la idea del arte por el arte, que en Francia propagara Théophile Gautier, a quien tanto admiró. Sus lecturas de Musset, entre otros, y las del italiano Leopardi, influyeron en los elementos románticos y parnasistas que marcan su poesía.
A un triste
¿Por qué de amor la barca voladora
con ágil mano detener no quieres
y esquivo menosprecias los placeres
de Venus, la impasible vencedora?
A no volver los años juveniles
huyen como saetas disparadas
por mano de invisible Sagitario;
triste vejez, como ladrón nocturno,
sorpréndenos sin guarda ni defensa,
y con la extremidad de su arma inmensa,
la copa del placer vuelca Saturno.
¡Aprovecha el minuto y el instante!
Hoy te ofrece rendida la hermosura
de sus hechizos el gentil tesoro,
y llamándote ufana en la espesura,
suelta Pomona sus cabellos de oro.
En la popa del barco empavesado
que navega veloz rumbo a Citeres,
de los amigos el clamor te nombra,
mientras, tendidas en la egipcia alfombra,
sus crótalos agitan las mujeres.
¡Deja, por fin, la solitaria playa,
y coronado de fragantes flores,
descansa en la barquilla de las diosas!
¿Qué importa lo fugaz de los amores?
¡También expiran jóvenes las rosas!
Ama aprisa
Mientras ufana la risa
de tus labios no se aleje,
si quieres que te aconseje
¡ama aprisa!
Con raudo mariposeo
se va de esta a aquella flor
en las alas del deseo,
libando el licor hibleo del amor.
¡Seres y cosas felices
jamás tuvieron raíces!
Se ven marchitas las rosas
y mustias las margaritas...
¡Pero no se ven marchitas
ni alondras ni mariposas!
Con gentileza y donaire
se paran en donde quieren,
y cuando al cabo se mueren
su libre tumba es el aire.
Ama a cuantas
te quieran también amar,
porque siendo tantas, tantas
¡no las podrás recordar!
¡Ama al velo
que solo las almas malas
están prendidas al suelo.
¡Todo lo que sube al cielo
tiene alas!
Hay, aquí; mañana, allá;
sin locura ni pasión
como quien de paso va
y seguro de que está
en casa su corazón.
Haz la amorosa comedia
o la comedia divina...
¡Mas córtala si declina
en tragedia!
¡Todo en risa, todo en risa!
¡Todo entre galán y dama!
Sin amar a todas, ama...
pero aprisa, muy aprisa.
Que así, yendo sin cesar
de esta flor a aquella flor,
cuando te quiera buscar
no te encontrará el dolor.
Mas ¡ay! que en esta infinita
mudanza eterna del alma
todo nuestro ser agita
sed insaciable de calma.
Sé para el amor travieso
en labios de hermosas locas,
y allí conoce las bocas...
¡pero no conoce el beso!
En las breñas del camino
se queda el alma cansada,
como túnica de lino
por las zarzas desgarrada.
Noche helada
cae al campo solitario,
como las noches del polo,
y envuelto en ese sudario