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EQUIPO HUMANO DURANTE UNA PRODUCCIÓN

Si estás leyendo estas páginas es muy probable que hayas llegado a la conclusión de que quieres grabar por tu cuenta aquellos temas que tienes entre manos. Ya quieras grabar una maqueta, editar un disco de manera profesional, llegar a estándares de calidad aceptables o simplemente experimentar, es primordial conocer cómo funciona una grabación desde el punto de vista organizativo.

Llegados a este punto de no retorno en el que hemos decidido apostar por inmortalizar nuestros temas, tenemos tres opciones básicas, independientemente de los objetivos que quieras alcanzar:

Si queremos lograr los mejores resultados, la opción más idónea es acudir a un productor musical de confianza, o en su defecto a un estudio de grabación que cuente con los servicios de un buen ingeniero de sonido. Pero el hecho de grabar en un estudio de grabación no garantiza de por sí resultados óptimos. Es bien sabido que existen muchísimas grabaciones realizadas en estudios profesionales que no cuentan con suficiente calidad técnica y/o artística para ser considerado una grabación editable. Igualmente, hay muchísimos discos con altos baremos de calidad que han sido realizados íntegramente en estudios caseros.

¿Qué diferencia entonces una maqueta de una grabación profesional? La respuesta no está tanto en el dónde grabamos, sino en el cómo y el quién. Una grabación realizada en home studio por un profesional con conocimiento de causa sin duda sonará mejor que una grabación realizada en estudios con equipos de alta gama pero poco trabajada. Todo depende del material que tengamos entre manos, de la ejecución musical de la obra, del nivel de arreglos de las obras, del personal técnico que realiza la grabación. En definitiva, para lograr una experiencia satisfactoria, la máquina ha de estar bien engrasada.

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¿Es posible realizar nosotros mismos por nuestra cuenta algunas partes de la grabación mientras delegamos los aspectos más complejos en manos profesionales? Por supuesto. De hecho es algo cada vez más frecuente, incluso en aquellos ámbitos lejanos del terreno puramente amateur. Es bastante habitual encontrarnos en el mercado con discos que han sido producidos desde un punto de vista mixto, con partes que sido grabadas en estudios profesionales y otras que fueron realizadas exclusivamente en home studio. A menudo algunas grabaciones cuentan con baterías grabadas en un estudio profesional bajo los parámetros más estrictos de profesionalidad, mientras que otros instrumentos cuyo registro sonoro no requiere en principio de una infraestructura tan compleja (como pueden ser guitarras y voces) han sido grabados en una habitación casera con una tecnología de gama media. Igualmente es frecuente encontrarnos con grabaciones realizadas por los propios músicos, pero que cuentan con una posproducción efectuada enteramente por expertos en mezcla y masterización. Independientemente del presupuesto que manejemos, nunca debemos perder de vista este trabajo organizativo. Al fin y al cabo, si algo caracteriza a una producción musical profesional y costosa es su alto nivel de especialización. La cuestión está en saber hasta dónde queremos llegar, para poder decidir con conocimiento de causa qué funciones debemos delegar.

Por todas estas razones, antes de encarar una producción musical, resulta del todo necesario que sepamos qué funciones organizativas participan en el proceso de grabación. Tanto si vamos a delegarlas en profesionales externos como si vamos a tomar todas las riendas de nuestra grabación. En toda grabación interviene un equipo humano para gestionar las diferentes funciones que entran en juego. Para que el proyecto llegue a buen puerto es fundamental tener clara la jerarquía dentro del estudio, saber quién tiene las riendas y a quiénes le corresponden las diferentes decisiones que hay que tomar.

En la edad de oro de la industria discográfica, cuando los presupuestos eran muy holgados, estas funciones siempre estuvieron muy bien definidas. Sin embargo, hoy en día es muy inusual que una grabación cuente con altos presupuestos. Por regla general los diferentes aspectos de la producción han de ser abarcados por pocas personas, tanto en la escena mainstream como a nivel independiente. Por supuesto, esto es más acusado cuando nos movemos en el extremo opuesto, en producciones realizadas íntegramente desde nuestro home studio.

En definitiva, si nuestro deseo es grabar desde nuestro home studio, nos veremos obligados a abarcar la práctica totalidad (sino todas) de estas funciones. Si por el contrario vamos a acudir a un estudio de grabación profesional, nunca es recomendable entrar a la sala sin una idea clara de cómo funciona el trabajo y quiénes lo desempeñan. Ahorraremos tiempo y dinero si todos los que participan en la grabación saben cuál es su papel.

A continuación repasamos los cargos esenciales que se deben asumir durante una producción.

Productor musical

El productor es el máximo responsable del desarrollo de una grabación, el jefe de todo esto. En ocasiones también se le denomina simplemente productor artístico para diferenciarlo claramente del productor musical discográfico. A diferencia del productor discográfico, un productor musical artístico no realiza ninguna inversión económica. Su labor es más bien organizativa y artística. Si hacemos una analogía con la industria cinematográfica, un productor artístico sería equivalente al director de una película. También podemos encontrar algunas similitudes con el director de producción, pues a menudo es quien elige dónde y cómo se va a grabar, según el presupuesto disponible. Algunos de los productores musicales más famosos de la historia son Phil Spector, George Martin o Quincy Jones. Ni que decir tiene que muchos músicos, incluso dentro de la primera división de la escena musical, deciden autoproducir sus discos.

Durante una grabación hay que tomar muchísimas decisiones continuamente, decisiones que en última instancia le corresponden al productor. El productor musical lleva las riendas de todos los aspectos de la producción, dirige los equipos, ayuda a seleccionar el repertorio e identifica el estilo musical. Por esta razón es necesario elegir a esta persona adecuadamente mucho antes de entrar en el estudio.

¿Cómo podemos guiarnos para decidir con conocimiento de causa quién va a ser el encargado de producir una grabación? Para ello es necesario hacernos las siguientes preguntas:

¿Cuáles son los ingresos de un productor musical?

Cuando trabajamos a un nivel profesional, el productor musical es contratado directamente por los productores discográficos del proyecto. Los honorarios lógicos de la grabación varían en función del caché de la persona concreta que realiza el trabajo. Además de estos ingresos, un contrato de producción musical puede conceder al productor si se estima oportuno un porcentaje sobre los beneficios de la grabación en concepto de royalties (un 3% aproximadamente).

Ingeniero de sonido

Las personas encargadas de grabar, mezclar y masterizar un proyecto son los ingenieros de sonido de una producción musical. Dependiendo del contexto profesional donde nos movamos, en ocasiones podemos hablar simplemente de técnicos de sonido. El concepto teórico de ingeniero de sonido es una herencia del sistema anglosajón. En otras palabras, a menudo hablamos de ingenieros de sonido por puro romanticismo. El hecho de que una persona esté cualificada para gestionar todo el apartado técnico de una grabación musical no le convierte automáticamente en ingeniero.

Dicho esto, en ocasiones la totalidad de estos procesos (grabación, mezcla y masterización) corren a cargo de una sola persona. Sin embargo, esto no siempre es recomendable. Siempre es interesante que la persona que mezcla una grabación, no sea la encargada de la masterización. Este último es un proceso delicado que requiere un punto de vista fresco. Y normalmente quien ha realizado una mezcla está demasiado acostumbrado a su sonido, carece de una perspectiva neutral. Lo ideal, además, es que la grabación sea masterizada por un ingeniero de sonido especializado en mastering.

Al igual que ocurre con productor musical, el responsable técnico del sonido también debe tener los suficientes recursos psicológicos como para lidiar con situaciones donde están involucradas distintos tipos de perfiles creativos (intérpretes, productores, arreglistas, etc.). Es muy frecuente que la figura del ingeniero de sonido coincida con el propio productor musical. En otras palabras, una gran parte de los productores musicales son también ingenieros de sonido.

¿Cuáles son los ingresos de un ingeniero de sonido?

El sueldo de un ingeniero de sonido está directamente relacionado con su trabajo durante la producción. Normalmente estos ingresos se calculan según el tiempo que le dedique al trabajo, aunque en ocasiones puntuales pueden cobrar por el desarrollo de una obra completa. Un ingeniero puede ser contratado directamente por el productor o formar parte de la plantilla del propio estudio de grabación. Frecuentemente los estudios independientes son regentados directamente por los ingenieros de sonido.

Arreglista

Seamos claros. En el ámbito de la creación musical los arreglos de una canción pueden llegar a ser determinantes. Debemos darles tanta importancia como la tiene la propia canción. A menudo una canción puede alcanzar un estatus superior de calidad artística cuando los arreglos están bien trabajados. Esto no tiene por qué significar que estos arreglos deban ser excesivamente complejos. A menudo hay pasajes dentro de un tema (y en ocasiones un tema en su conjunto) que piden a gritos un acercamiento sencillo y acústico, por ejemplo a base de guitarra y voz. En otras ocasiones queremos buscar un enfoque más épico y barroco. Ahí radica la esencia de una canción bien arreglada, en saber combinar perfectamente los distintos elementos sonoros, armónicos, tímbricos y rítmicos que configuran una pieza musical. El objetivo es ensalzar la obra en su conjunto.

El arreglista es una figura que pertenece en cierta medida a la industria tradicional. Esto ocurre porque es una función que históricamente ha corrido a cargo de personas especializadas exclusivamente en esta tarea. Hoy en día, es muy habitual que los arreglos de una grabación musical sean concebidos por el productor musical, con la colaboración de los propios intérpretes.

Músicos e intérpretes

Puede parecer una obviedad que para grabar música es indispensable que alguien ejecute una obra musical. Sin embargo, debemos poner especial énfasis en la necesidad de calidad de ejecución. A lo largo de tu experiencia en el ámbito de la grabación te darás cuenta de que es mucho más fácil grabar a un músico excelente con un equipo mediocre, que grabar a un músico mediocre con un equipo excelente. La ejecución musical no solo es fundamental si queremos lograr una grabación que emocione y transmita, sino también a la hora de conseguir captar un buen sonido.

A menudo algunas grabaciones cuentan con la participación de músicos especializados en grabaciones en estudio. Esto no es una rareza, incluso en el ámbito de la autoproducción. El hecho de que un músico esté acostumbrado a tocar en directo, no significa que tenga habilidades para exprimir al máximo las cualidades de su instrumento dentro de una estudio de grabación musical. Los músicos especializados pueden sacarnos las castañas del fuego. Gracias a su colaboración podemos grabar en menos tiempo con mejores resultados y una mayor calidad, lo que sin duda nos ahorrará dinero y quebraderos de cabeza. Evidentemente, en grabaciones con presupuestos reducidos, no siempre es posible, al igual que no siempre es posible contratar a un productor o grabar en un estudio profesional. En otros casos por fortuna no es necesario.

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PREPRODUCCIÓN:
PREPARANDO EL MATERIAL

La fase de preproducción es uno de los procesos más importantes dentro de una grabación. A pesar de que en algunas ocasiones no se tiene demasiado en cuenta, este periodo inicial es fundamental si queremos ahorrarnos serios problemas en el futuro. No es para menos. Una buena parte de las dificultades con las que nos podemos tropezar en el estudio (casero o profesional) tienen su origen en una preproducción deficiente.

Una producción musical comienza mucho antes de comenzar a grabar. Hay muchísimo trabajo que hacer, decisiones importantes que tomar y aspectos artísticos que abordar antes siquiera de pisar el estudio de grabación. No es lo mismo grabar por pistas, que en directo. Al igual que no es lo mismo grabar una maqueta que grabar un disco. Cuando tenemos un repertorio entre manos y queremos registrarlo con la mayor calidad posible, la fase de preproducción es inamovible. Es entonces cuando tenemos que centrar toda nuestra atención en una buena planificación. Para ello hemos de plantearnos dos cuestiones fundamentales: ¿Qué vamos a grabar y cómo lo vamos hacer?

QUÉ VAMOS A GRABAR

CÓMO LO VAMOS A HACER

Qué vamos a grabar

Una vez que tenemos un conjunto de canciones en las que trabajar, debemos de escoger las que mejor representarán el proyecto en su conjunto. No hay un criterio fijo para esto. La elección de un repertorio u otro responde a razones subjetivas. Pero siempre es recomendable hacer un balance en busca de cierta homogeneidad. Este primer paso definirá en buena medida el enfoque general de una grabación. Dependiendo de la relación que tengan las canciones seleccionadas entre sí, nos podemos mover entre dos extremos: trabajo conceptual o colección de temas.

Por otro lado, puede que sencillamente queramos experimentar, improvisar y aprender sin ningún límite ni restricción. No hay nada de malo en ello. La experimentación es una de las principales fuentes de inspiración en la música y en el proceso de grabación. Dar rienda suelta a nuestra imaginación siempre es buena idea si queremos encontrar ideas, resultados y conceptos que a posteriori puedan convertirse en una canción. No hay reglas escritas sobre cómo comenzar a grabar en un home studio. Pero incluso en estos casos esta es una decisión que hemos tomado previamente antes de comenzar a grabar.

¿Cuántas canciones vamos a grabar?

El número de canciones que vayamos a grabar incide directamente en el día a día del proceso de grabación. No es lo centrar todos nuestros esfuerzos en una sola canción, que ponernos a grabar diecisiete temas a la vez. Debemos optimizar nuestro tiempo y nuestros recursos según los objetivos que nos hayamos marcado. Por esta razón es recomendable saber exactamente a qué estamos dedicando nuestro tiempo. ¿A qué proyecto pertenece esto que quiero grabar? ¿Se trata de una demo casera experimental donde no existe un límite determinado de canciones? ¿Se trata de un proyecto homogéneo de seis canciones relacionadas entre sí?

Un mayor número de canciones significará una mayor inversión de tiempo y/o dinero. En el ámbito del estudio de grabación, donde normalmente habremos de alquilar la sala y contratar a un técnico, tendremos mucho menos margen si nuestro objetivo es grabar una cantidad considerable de temas. En el ámbito del home studio, si no vamos a contar con los servicios de ningún profesional externo (músicos de sesión, productor, arreglista, etc.) es principalmente una cuestión de planificación.

En este sentido, nos puede ser de gran utilidad utilizar la clasificación tradicional de la industria discográfica. Esta sigue teniendo plena vigencia en la actualidad. No solo a nivel de marketing, sino a la hora de organizar el tiempo y los recursos que vayamos a utilizar durante la grabación.

¿Vamos a publicar nuestra producción comercialmente?

Si hemos decidido editar de la manera más profesional posible nuestra grabación, estamos obligados a que esta cumpla los requisitos aceptables de calidad en su resultado final. Esto no ocurre cuando nuestro objetivo es realizar una grabación para nuestro consumo propio, o como una mera muestra de nuestro trabajo sin mayores pretensiones. Esto en la práctica significa que podemos tener entre manos una producción profesional o, en cambio, simplemente una maqueta.

Tras la consolidación de los equipos de gama media y la difusión del home studio, los límites entre una y otra son cada vez más difusos. Si utilizamos el baremo de la calidad técnica final del producto, nos encontramos con que hay muchísimos discos editados comercialmente con un sonido maquetero y que, por el contrario, existen muchas supuestas maquetas que alcanzan niveles óptimos de producción. ¿Qué es lo que realmente determina si estamos ante una maqueta o ante una grabación profesional?

Cómo vamos a grabar

La metodología de trabajo que vayamos a utilizar dependerá en buena medida de nuestras intenciones, de nuestro presupuesto y del género musical en el que estemos trabajando. Por regla general, si nuestra grabación tiene un perfil más clásico (blues, flamenco, jazz, rock, etc.) tenderemos a buscar la mayor naturalidad posible, si en cambio trabajamos géneros más electrónicos experimentaremos más con las nuevas tecnologías. El límite está en nuestra imaginación y en los resultados que queramos obtener.

Dependiendo de la metodología empleada, podemos encarar una producción musical de alguna de las siguientes maneras.

Grabación por pistas

A grandes rasgos, una pista es el soporte donde queda registrada la información sonora de un instrumento musical o de un micrófono. Realmente toda grabación, sea del tipo que sea, queda plasmada en una o varias pistas. Si disponemos de una cantidad suficiente de pistas, podemos grabar el sonido de cada instrumento por separado para procesarlo posteriormente de forma independiente. Ni que decir tiene que desde la consolidación de la grabación digital por ordenador la capacidad de almacenamiento de pistas es abrumadora.

Pero cuando hablamos de grabación por pistas como concepto, no nos estamos refiriendo a la utilización de un mayor o menor número de pistas, pues una grabación en directo también queda registrada normalmente en varias pistas que han sido grabadas simultáneamente. El término «grabación por pistas» se refiere a la técnica de grabar cada instrumento en tiempos y tomas diferentes. Esto quiere decir que grabamos primero un instrumento, para luego ir grabando sucesivamente el resto.

Lo más lógico es empezar con la base rítmica, seguido de los elementos de acompañamiento, después los instrumentos principales y, por último, las pistas de decoración-refuerzo. A continuación reproducimos un ejemplo de una grabación estándar por pistas de un conjunto de guitarra, bajo, batería y voz:

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Como veremos en capítulos posteriores, cada instrumento puede requerir de una o más pistas para su correcta grabación. Por ejemplo, en el caso de la batería es habitual grabar los distintos elementos (bombo, caja, platos, etc.) con varios micrófonos que irán a parar a pistas independientes entre sí. Todos ellos grabados y ejecutados al mismo tiempo, lógicamente. Por su parte, la voz suele grabarse son un solo micrófono y requiere de una sola pista.

Pero esta metodología de grabación, mucho más flexible que la grabación en sonido directo, tiene otras cualidades. Podemos grabar cada instrumento por partes, de forma que una pista puede estar compuesta por varias tomas con las partes que consideremos que están mejor ejecutadas. Como contrapartida, abusar de esta técnica de collage puede suponer una importante pérdida de naturalidad imperdonable en ciertos estilos.

Si optamos por grabar por pistas es fundamental emplear una claqueta o metrónomo durante la grabación de la base rítmica. Con esto conseguimos que todos los instrumentos suenen sincronizados al mismo tempo. De otra forma sería prácticamente imposible lograr una grabación coherente.

Por último, también es interesante utilizar pistas provisionales de referencia de los elementos más importantes antes de grabar las tomas definitivas, o pedir a los músicos que interpreten sus partes in situ para ejercer de guías (aunque no estén siendo grabados en ese momento).

¿Qué necesitamos para realizar una grabación por pistas?

En el ámbito del home studio, lo más frecuente es contar con un ordenador que tenga instalado un software secuenciador (Nuendo, Cubase, Pro Tools, etc), además de una tarjeta de sonido para convertir la señal eléctrica sonora en audio digital, con capacidad de procesar varias pistas simultáneas. En ocasiones, si la tarjeta de sonido no cuenta con preamplificación, deberemos de preamplificar el sonido de los micrófonos e instrumentos de forma externa a través de una mesa de mezclas o preamplificadores específicos. En los estudios profesionales esta suele ser la configuración más utilizada.

En capítulos posteriores abarcaremos en profundidad todos estos conceptos. En el apéndice tienes a tu disposición un listado de software, equipos, marcas y modelos ampliamente utilizados.

Grabación en sonido directo

Durante una grabación en directo todos los músicos interpretan la obra musical a la vez. Mediante esta metodología de grabación se puede lograr mucho mayor naturalidad. Esta técnica es la más recomendable para estilos como el jazz o el flamenco, donde la interactuación entre los músicos resulta fundamental.

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¿Qué necesitamos para realizar una grabación en directo?

Aunque los instrumentos estén grabados al mismo tiempo, es indispensable poder procesar cada uno de ellos en pistas independientes, sobre todo si queremos obtener resultados de calidad. Por tanto, lo más lógico es contar con la misma configuración que una grabación por pistas. La diferencia es que necesitaremos un equipo de grabación capaz de procesar y grabar una mayor cantidad de pistas al mismo tiempo.

Si por el contrario tan solo queremos grabar una maqueta, este requisito es mucho más flexible. Por ejemplo, si nuestro objetivo es registrar una sesión en el local de ensayo sin más pretensiones que saber cómo suena el grupo, no necesitaremos editar cada pista posteriormente. En estos casos podemos utilizar sencillamente una grabadora estéreo. Si queremos un término medio, también podemos optar por conectar la salida estéreo procedente de una mesa de mezclas a esta misma grabadora, o a una tarjeta de sonido.

Como vemos, el abanico es amplio y depende de los objetivos que estemos persiguiendo.

Ventajas e inconvenientes de grabar en sonido directo

La decisión de grabar en directo, por pistas o por secciones está determinada en gran medida por el sonido de nuestra grabación y el feeling que queramos plasmar en el disco. En algunas ocasiones el género musical pide a gritos una grabación en directo (jazz, flamenco, música clásica, rock’n’roll), en otras ocasiones ocurre todo lo contrario (techno, hip hop, pop electrónico). A veces simplemente no es posible grabar en directo por una cuestión de limitaciones técnicas, como por ejemplo carecer de una sala de grabación adecuada.

A continuaciones repasamos las principales ventajas e inconvenientes de esta metodología de grabación: